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- Hayden, no te obligaré a absolutamente nada pero, ¿quieres contarme? - Una mujer de cabello negro largo estaba sentada a su lado en el sillón. Era su psicóloga.

Hayden apretó sus manos entrelazadas.

- Es que... no lo sé. Simplemente pasó... Yo... cuándo me di cuenta ya no eran sólo pensamientos negativos, mi vida giraba en torno a ello. Al principio sólo eran cosas pequeñas, un no me gusta este rollo, o me vería mejor sí tal cosa.

- ¿Cómo fue que llegaste a la conclusión de que lo mejor era vomitar?

- Es que me sentía tan bien luego de hacerlo, más ligero. Al principio no era constante, así me convencía de que nada me pasaba, pero luego empezó a ser cosa de todos los días, y me enrredé en ello. Mentir se había vuelto tan común.

- Hayden, ¿quieres a tus madres?

-¡Claro! Los quiero mucho.

- ¿Y por qué nunca le has dicho este problema? - Hayden se encogió de hombros.

- Sólo... me acostumbré a guardarme todo.

- ¿A quién quieres tanto cómo a tus padres?

- ¡A Louis! Es mi mejor amigo desde siempre, nos conocimos a los cuatro. Somos cómo hermanos, pero... él tampoco lo sabe.

- ¿Louis no se extrañó de tus actitudes y tu bajo de peso? - Hayden negó.

- Vamos a diferentes escuelas - sonrió -. Lo extraño mucho, quiero poder verlo todos los días como en la primaria.

- ¿Te gustaría ir a la misma secundaria que a él?

- ¡Por supuesto que sí!

- Hayden, ¿puedes responderme a una cosa? - asintió -. ¿Tú de verdad quieres parar todo esto?

- Sí. Quiero tener fuerzas, quiero poder mirarme al espejo. Quiero estar bien. - su psicóloga sonrió.

- Lo estarás, Hayden. Lo estarás.

Espejo | #02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora