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Hayden se encontraba sentado en su camilla en lo que esperaba el resultado de sus estudios, Emma estaba viajando hacia el hospital mientras que Maisie había ido a recepción. 

Estaba aburrido.

— ¿Qué haces aquí, ojos bonitos? — preguntan y levanta su cabeza para verla cabeza de Lisa asomándose por el marco de la puerta, mirándolo con el ceño fruncido —. Hoy no hay sesión... Tuviste una recaída — afirma y termina de entrar a la habitación. Hayden no puede sostenerle la mirada, Lisa se sienta junta a él — Mírame Hayden... — y así lo hace. Nota que sus ojeras se oscurecieron más y sus ojos se hunden en profundas bolsas. Levanta su pantalón de pijama hasta el muslo, dejando ver su estado —. He bajado tres kilos desde la última vez que nos vimos, ¿tú cuántas veces has vomitado? 

— So-solo una... pero en serio no quise hacerlo, cuando me di cuenta ya había sucedido. Mi papá se dio cuenta y me trajo súper rápido hasta aquí, mi organismo está muy delicado, uhm, me hicieron estudios para saber si no empeoré.

— Uhm, entiendo. ¿Cuánto crees que falte? — Lisa lo mira a los ojos y Hayden la mira bien, porque cuando ella había levantado su pantalón, pudo notar que la rótula de su rodilla era más ancha que sus piernas en sí.

— No lo sé, ¡pero estoy muy aburrido! Papá se fue hace una hora y mi otro papá debe de estar viajando de su trabajo hasta aquí.

— Este lugar debería de ser más entretenido, ¡yo también me aburro muchas veces! — dice sacudiendo su cuerpo, en una especie de berrinche de niño que le dio risa —. Hayden, ¿te gustaría conocer a una persona muy importante para mí? 

— ¡Me encantaría! pe-pero no creo que pueda salir... — Lisa ríe.

— ¿Tú crees que yo debería estar aquí? ¡Vamos!

Lisa lo lleva de la mano por todo el hospital hasta que llegan al comedor, donde generalmente se hacen las visitas. No está ni lleno ni vacío, ya que en días tan lindos como ese, las personas salían a la azotea. Hayden no dejó de ver en ningún momento la mano de Lisa, desde sus dedos tan delgados y flacos hasta el antebrazo, descubriendo que tenía más vello en un vano intento de su cuerpo de mantenerla caliente. 

— Mira — dice ella y señala a un chico no muy alto de cabello negro y ojos oscuros quien al verlos sonríe. Lisa no suelta su mano hasta que llegan con él, deja su mano para abrazar al chico azabache — Hayden, él es Brendon, mi novio. 

— Es un gusto, Hayden. 

— Igualmente, Brendon.

...

— No sabía que tenías pareja. — comenta Hayden mientras se dirige a su habitación de nuevo. Lisa sonríe.

—Nunca preguntaste, ojos bonitos — suspira —. Pero... es complicado, en realidad quiero terminar con él — Hayden la mira entre extrañado y asombrado, ella sigue —. ¿Cómo te sentirías si una de las personas que más quieres en el mundo dice que quiere morir cada cinco minutos? — no tuvo ni que pensarlo. Horrible —. Estoy mal, Hayden. Muy mal. Puedo morir en cualquier momento y no hago mucho por evitarlo, mi corazón podría dejar de latir ahora mismo. No quiero que Brendon sufra más de lo que ya ha hecho por mi culpa. No merece llevar una carga que no le corresponde, no dudes que lo amo, porque Dios, lo hago demasiado. 

— Pero se aman, lo vi en sus ojos y en los tuyos también. Brillan. 

— El amor no cura todos los males. No le voy a pegar mi depresión — dice firme —. Para iniciar una relación uno tiene que estar bien. Nadie es el centro de rehabilitación de nadie, Brendon no me quitará la anorexia solo porque nos amemos.

— Pero... ¿lo dejarás aun estando enamorada de él?

— Veo el dolor en sus ojos. Lo hice desde la primera vez que vio que rechazaba comida. Me odio, Hayden. Me odio demasiado como para poder amar sanamente. No puedes amar a otro sin antes amarte a ti mismo. Pero el lado bueno es que me di cuenta, ¿no? Creo que es un avance positivo en mi vida.

— Pero, te diste cuenta, ¿no es eso suficiente? 

— Me temo que no, ojos bonitos — se para enfrente de la puerta —. Algún día lo entenderás. Ahora entra, tus padres ya debieron ver que no estabas — Hayden la mira dudoso —. Asegúrate de mejorar — dice mientras camina hacia atrás sin dejar la sonrisa —. No creo que quieras ser el raro que nunca salió del hospital, ¡adiós! —dice para desaparecer por los pasillos.

...

— Su organismo estuvo mejorando en los últimos meses, no es algo por preocuparse a nivel médico — dice la doctora mientras termina de examinar a Hayden. Él ve como la expresión de sus padres está llena de alivio —. Avanzaste mucho, muchacho. No te tires para atrás ahora, ¿sí? — voltea hacia los adultos —. Hayden puede irse a casa ahora, no se preocupen.

— Gracias, doctora. — Maisie le da la mano y ella sonríe.

— Es un placer.

— Vamos, hijo — lo llama Emma, agachándose a su altura y tomando sus hombros con ternura —. Volvamos a casa, ¿sí? — Asiente y baja de la camilla en la que estaba sentado, pero unos fuertes estruendos y gritos le hicieron salir de la habitación.

—¡Enfermera! ¡Enfermera, preparé la habitación B2! ¡Ahora! — grita un médico mientras empuja una camilla que está rodeada de otra gente del personal del hospital, la persona que está en ella empieza a convulsionar. Pitidos de alarmas y objetos que él no sabe comprender lo hacen volver de su trance al darse cuenta quién era. 

— Lisa... ¡LISA!

Espejo | #02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora