• Capítulo XIII •

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Jessa se quedó callada, mirando a su amiga. Tanto ella como la mismísima pelirroja podrían haber apostado que nunca iba a escuchar esas palabras salir de su boca.

— Estas de broma— dijo la de cabello castaño, negando un poco. Frey se quedó viendola, pensando que quizas era realmente una mala pasada de sus emociones tan pesadas.

No es que nunca podía enamorarse, sino que simplemente prefería no lastimar a nadie. Sus planes eran simples, tomar la beca en Corea, graduarse y volver con su familia, y se lo habría tomado tan a pecho si tan solo no hubiera conocido a Jessa ni a los chicos.

— Creo que volveré a casa, realmente no me siento para nada bien— Frey bufó y se mordió el labio, tomando sus cosas justo para cuando terminó la clase. Los intentos de Jessa de que se quedara eran en vano, ella ya estaba con sus auriculares, escuchando "Drugs and Candy" de All Time Low.

El camino a casa siempre era más pesado, quizas por las ansias de llegar, o porque era un camino repleto de recuerdos. El almacén, el bosque, el trayecto que había compartido con él, todo eso, de una sola vez.

Paró en el almacén, saludando a Wong sin quitarse los auriculares, y caminó alrededor de la tienda, sacando cerveza, papas fritas, palomitas y dos cajas de cigarrillos.

Se había quedado viendo los potes de ramen instantáneo cuando sintió unas caricias en su cuello, dandole escalofríos. Se volteó y ahí estaba, con una sonrisa ladina. Nunca iba a entenderlo.

Se quitó los pequeños dispositivos de sus oidos y se quedó viendolo.
— ¿Que quieres ahora?— Preguntó un poco hastiada. Definitivamente su cabello era más azul que antes.

— ¿Asi saludas a tu amigo que no ves hace mucho?— Preguntó sonriendo. — Tengo... tenemos una fiesta en casa de Jimin hoy, espero que vayas— dijo sacando una pluma de el mostrador y anotando la dirección en la mano de ella.

Frey sentía su corazón palpitar tan fuerte que se le iba a salir del tórax. No era tan solo el contacto. Era su perfume masculino y cítrico pero frutado, su sonrisa despreocupada malditamente sexy e intrigante, sus ojos, que lo había extrañado tanto que dolía. Eran esas manos que sostenian la suya, tan grandes y cálidas que le sorprendían que fueran de ese chico en particular.

Terminó de escribir y ella acabó con su trance, sacudiendo su cabeza suavemente para quitarse los pensamientos de el.
— Veo que tienes una buena tarde encima— YoonGi paseó sus ojos por su canasto y rió.
— ¿Que llevas tú? — Preguntó ligeramente molesta.
— Nada, Haneul está comprando— dijo sonriendo y dejándole un beso en su mejilla antes de irse.

¿Pero qué? ¿Tenía tanta soltura de ir a comprar con su novia y venir a acariciarle el cuello? ¿Que clase de broma era esta?

Se mordió el labio con fuerza para evitar salir detrás de él y preguntarle que clase de idiotez era lo que estaba haciendo. Pero recordó el beso, esa noche qué pasó en su apartamento, su confesión.

Se sacudió un poco y volvió a ponerse sus auriculares, mirando hacia el mostrador, donde el peliazul y su novia compartían sonrisas y besos. Nunca lo había visto tan feliz con ella, y le hacía sentir un vacío en su interior.

[...]

Más a la noche, se miraba la dirección escrita en su mano, sin saber que hacer realmente. Llamó a Jessa dos veces y no le respondió, y se ponía ansiosa de solo pensarlo.

Como si fuera que la estaban moviendo como un triste títere, caminó a la habitación y buscó ropa para la fiesta. Unos pantalones ajustados color mostaza, una camiseta negra de Ac/Dc y botines. Se duchó y maquilló rapidamente, no sin antes anotar la direccion en un papel, y al estar lista, tomó su caja de cigarrillos y salió del apartamento.

Y O U T H .- || M.Y.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora