• Capítulo IV •

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Las horas pasaban y Frey, de por sí hecha la misma muerte, aún con el cuarto café encima no podía evitar querer dormir. Ya era casi mediodía y era la oportunidad de escaparse de la universidad, aunque Jessa no la dejaba, por toda esa moralidad de "tienes que estudiar e ir a clase para aprobar".

Terminó la clase de Taller textil y salió casi expulsada al pasillo, rodando los ojos y sintiendo el delicioso aroma de martes al mediodía.
- Tacos- dijo tanto ella como Jessa al mismo tiempo, con una sonrisa en su rostro.

Caminaron hacia la cafetería que su universidad tenía en conjunto con las otras profesiones. Era una universidad de Arte y Filosofía, donde ellas estudiaban Diseño, y también había Música, Actuación, Baile, Canto y demás. Todos los estudiantes de las diferentes carreras universitarias iban a esa cafetería, sin distinción de qué estudiaban.

- Martes de Tacos, Martes de Tacos~- murmuraba ella en una cancioncilla, haciendo que su amiga se asuste un poco.
- No seas extraña Frey, por eso no tienes novio- dijo riendo.
- Tu tampoco tienes. Jeon sólo te manda mensajes y tú te acobardas- le respondió burlona.

Jessa se hablaba con un chico al que le decían "Jeon", amigo del hermano de ella, pero Frey nunca pudo saber su nombre, ya que su amiga se negaba totalmente decirlo ya que quizás su hermano los mataría a ambos.

- Jeon me invitó a una fiesta el fin de mes, voy a ir con mi hermano, si quieres, podrías ir conmigo- dijo mientras sacaba su plato de tacos y le daba uno a la pelirroja.

- Oh, yo... debo comprar un perro y alimentarlo, lo siento, otro día, ¿si?- dijo mordiendose el labio. Sinceramente, en todo el tiempo que estuvo en Corea, solamente tuvo contacto social cuando conoció a Jessa y esa noche con los chicos. Ni siquiera conocía al hermano de ella, ni a "Jeon".

Se sentó en una mesa, mirando a su alrededor. Un poco lejos de ella, pero no lo suficiente para no escucharlo, pudo sentir una voz ligeramente familiar. Grave y serena, pero pensó que eran solo vestigios de lo cansada que estaba, y comenzó a comer su almuerzo, mirando a Jessa que estaba devolviendole la mirada con sus ojos entrecerrados.

- Vas a ir conmigo, quieras o no. ¡No puedes vivir aquí hace tanto tiempo y no tener amigos! ¿Vas a seguir en tu cueva? No niña, aquí si que no te acompaño- comenzó a regañarla. Frey sabía que eso se venía, conociendo a su amiga, entonces siguió comiendo tranquilamente.

Tragó la cantidad abismal de carne y tortilla de maíz que tenía en su boca y rodó los ojos mirandola.
- Está bien, iré. Pero deberás darme demasiado alcohol para superar eso, y el soju está dejando de hacerme efecto- dijo volviendo a morder su taco, pensando aún en esos chicos y la voz que había escuchado, sin animarse a darse vuelta quizás por miedo a que la reconozcan.

[...]

Luego de terminar las clases, Frey volvió a su apartamento, sintiendose llena y feliz por la cantidad de tacos que comió, pero no por mucho. Tenía que ir a trabajar.

Se cambió al uniforme color gris claro con toques en rojo, consistiendo en una camisa estilo vintage y una falda con un mandil sobre esta. Terminó de arreglarse y salió al mall, recordando que a la noche, Jessa iba a ir a su apartamento y al fin iba a tener un poco de paz.

Al llegar al trabajo, las horas pasaron rápido, chicos iban y venían de las mesas. Se escuchaban risas mientras ella estaba cada vez mas malhumorada.

Estaba limpiando el mostrador hasta que escuchó una risa que le resultó familiar, haciendo que se le erice la piel. "¿En serio van a espantarme así?" Pensó ella, sacudiendo su cabeza, sin encontrar al chico que recordaba con la risa de parabrisas.

- Solo falta que aparezca Yoon~- No pudo terminar de hablar para si misma porque se acercaron a ordenar.

Levantó la cabeza y... Lo que faltaba. El chico de cabello azulado, abrazado de una chica rubia, ojos marrón claro y una voz chillona que ni Frey sabía cómo podía soportarla. Esperaba que YoonGi no se acuerde de ella, pero claro que lo hacía, estuvo con ella la noche anterior.

El chico arqueó las cejas haciendo un gesto de sorpresa disimulada al verla, y carraspeó antes de hablar.
- Quiero un café negro y... un galletón. Gracias, Frey.

"Mierda" pensó anotando su pedido. Levantó su mirada y le sonrió como hacía con todos sus clientes.

- ¡Yoonie! ¿No vas a pedir por mí? - y ahí estaba la voz odiosamente chillona de aquella chica, haciendo que YoonGi ruede los ojos y Frey solo quiera salir corriendo.-Dame un té rojo helado, pero lo quiero sin azúcar, ¿tienen edulcorante? ¿Deben tenerlo, o no?

Frey presionó el puente de su nariz y volvió a mirarla, señalando una pequeña mesita con azúcar, edulcorantes, sorbetes, servilletas, cacao y demás.

La chica sonrió y le dió un beso en la mejilla a YoonGi, yendose a sentar en una mesa justo enfrente a ella mientras el chico pagaba.

Frey se puso a verlo mejor. Tenía una camiseta negra, una chaqueta verde militar, pantalones rasgados y borcegos negros.
- Me gusta tu chaqueta- le dijo mientras recibía el dinero. Realmente no esperaba respuesta del chico, luego de la poca charla de la noche anterior.

- Ah, gracias- dijo el chico, encogiéndose de hombros y volteandose a la mesa. Apenas se sentó, la rubia estaba totalmente sobre él. Frey miraba la situación un poco curiosa. ¿Cómo podría estar él, un chico tan callado y hasta odioso, con una chica totalmente contraria a como era?

Se encogió de hombros, ya que eso no era nada de su incumbencia, y se puso a preparar su pedido, aunque por alguna razón, no esperaba volver a verlo tan rápido.

- Aqui tienen, gracias por venir- dijo sonriendoles al dejarles el café, el té y la galleta en su mesa. YoonGi le dedicó una pequeña sonrisa, entre un "gracias" y un "perdón".

Esa sonrisa hizo que Frey sienta algo extraño en su interior.

Y O U T H .- || M.Y.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora