Y O U T H .- || M.Y.G

• Capitulo XIX •

Ante la pregunta, Frey asintió y acarició su cabello, jugando con un mechón de este que había quedado pegado en el rostro del chico, y sonriendo tiernamente por lo lindo que se veia.

— Me encantaría acompañarte, solo dime cuando y donde— susurró dulcemente, sintiendo su corazón lleno.

YoonGi por su lado solo cerró los ojos y sonrió complacido. Ese día había sido el mejor en años, y terminar con ella así era perfecto. Tan perfecto que al cabo de unos minutos y con la chica en sus brazos, él se quedó dormido, haciendo que ella lo haga al momento.

Pasaron las horas, y la luz del amanecer daba justo en los ojos de ambos. Sus cuerpos desnudos, tapados con apenas una sábana color celeste se movieron mientras ambos arrugaban la nariz por la intromisión, aunque sonreían.

— ¿Café?— preguntó un derrotado YoonGi, sabiendo que su rival, el Sol, había ganado de lleno.

— Claro— respondió ella un poco ronca, besando su mejilla y bajando sus labios por su cuello, con mucho cuidado y ternura, haciendo que le diera cosquillas.

Y asi la mañana pasó, entre miradas tiernas, chistes suaves y besos en el aire, como si nadie en el mundo les hubiera hecho daño, como si realmente nada a su alrededor pudiera lastimarlos. Frey lo miraba sobre su taza de café, apoyada en la mesada de la cocina, y él solo se sonrojaba y miraba a otro lado, riendo ronco.

Al finalizar, ambos que ya tenian puestas sus ropas a medias, ya que Frey tenía solo la camiseta de YoonGi y él sus boxers, terminaron de vestirse y se miraron en la puerta.

— No quiero que te vayas— dijo susurrando el chico, tomando sus manos y sintiendose un idiota por comportarse asi. Pero era la unica forma, ella lo hacía sentir asi.

— Debo hacerlo... pero... si quieres, ven a la noche, ya sabes donde vivo— ofreció la sueca, sonriendo mostrandole todos sus dientes mientras acariciaba su mejilla, a lo cual el asintió y besó su frente antes de abrir la puerta.

— Te amo— susurró a su oido, haciendo que ella se sonrojara antes de irse.

Pero no pasó ni 20 minutos y su timbre volvió a sonar, y el abrió con una pequeña sonrisa, creyendo que era la chica pelirroja. Pero no, era su novia.

— H-Hola— dijo el peliazul, tragando saliva para que ella no notara semejante desilusión al verla.

— Luces como si esperaras a alguien mas— dijo la rubia, ladeando la cabeza mientras se hacía lugar dentro del apartamento— Se ve terriblemente sucio, ¿hace cuanto que no limpias?— preguntó con rostro de disgusto.

YoonGi ya estaba comenzando a sentir la presion y el enojo de que ella estuviera arruinandole el dia.

— ¿Que haces aqui? Pensé que trabajabas— dijo amargo, terminando el café en su taza.

— Pensaba pasar a saludarte ya que terminé mi turno y ver si estabas despierto. Se que duermes hasta tarde y te pones flojo— dijo sentandose en la mesa, frente a el.

— Recuerda que aun puedo hacer cosas sin ti, como despertarme, trabajar, componer... vivir— dijo lo último mirandola a los ojos, en un tono severo.

— Vamos, eres todo un fracaso haciendo cualquier cosa sin mi. ¿Componer? ¿Hace cuanto que tocas el piano y sigues tocando la misma porqueria de siempre? ¿Trabajar? Vamos, trabajas en esa cafetería de mierda junto a la zorrita de turno que seguro follas porque no tiene nada mejor que hacer. ¿Tu realmente crees que te ama? Vamos YoonGi. Nadie lo hace— dijo sonriendo y riendo sarcastica, haciendo que con cada palabra el chico sienta mil puñales en su pecho. Al terminar, ella se acercó y tocó el rostro de el, provocando que el peliazul cerrara los ojos por miedo.
— YoonGi... nadie va a amar el desastre que eres... nadie mas que yo— dijo en un tono sorpresivamente dulce, besando su mejilla.

El chico estaba totalmente anonadado, sin saber como responderle. Queria gritar, llorar y gruñir al mismo tiempo, pero para cuando él quiso reaccionar, ya era tarde, y ella estaba en la puerta, saludandolo y sonriendo.