Capítulo 8

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— Viejo, deja de dar vueltas, me estas mareando — se queja Alcides y me detengo.

Llevo 20 minutos paseando en círculos por la sala y otros 20 usando la pelota anti estrés que me regaló Patrick de cumpleaños. Lo sé, un regalo muy extraño.

— Ya dinos que te tiene tan preocupado — exige Patrick.

— O más bien ansioso — complementa mí otro amigo.

— Ayer descubrí que Alicia le habla a la luna porque imagina que es su hermana y...me ofrecí a acompañarla a visitar a su hermana hoy — les explico de manera breve y sus caras de asombro no se hacen esperar.

— Irás a conocer a un miembro de su familia — habla Patrick.

— Será como ir a pedirle la mano a sus papás — concluye Alcides y comienza a reírse.

— ¿Y qué es lo que te preocupa exactamente? — me pregunta Patrick, ignorando el comentario anterior.

— No sé qué hacer, que llevar o cómo actuar — les digo al mismo que me dejo caer con dramatismo al sillón.

— Le diré a Odette que venga a ayudarte — con velocidad, Patrick sale del departamento.

— ¿Aún siguen fingiendo ser novios? — le pregunto al rubio cambiando de tema.

— Creo que si, en la fiesta de piscina la presentó como su novia a algunos de sus primos que aún estaban aquí desde la cena — me explica fijando su visita en el celular.

— ¿Quién me necesita? — grita Odette entrando al lugar.

— El único que parece un borracho después de haberle llamado a su ex en una peda — le dice Alcides señalándome.

Todos ríen pero yo, por mi preocupación, me abstengo de eso.

— Muy bien, cuéntame — ella se sienta junto a mí y me mira con atención.

Le cuento mi problema desde el inicio, y al momento de llegar hasta la parte en que Alicia me cuenta sobre su hermana. Odette palidece.

— ¿Su...su hermana? — pregunta sin comprender.

— Sí, creo que discutieron y por eso ya no se hablan...pero iré con ella para resolverlo — le explico sonriente y orgulloso de mi acto.

En el rostro de Odette se dibuja una sonrisa y una lágrima baja por su mejilla, una que limpia con rapidez.

— Muy bien...no te preocupes como actuar frente a ella, le agradaras — me asegura sin borrar su sonrisa.

— Genial, algo menos de que preocuparte — habla Alcides.

— Y lleva un ramo de tulipanes rosas para su hermana...son sus favoritos — dice mirando a un punto con nostalgia por unos segundos.

— Entendido.

— Y...no dejes sola a Alicia — me dice apretando mi hombro en señal de apoyo.

— Bien, iré a comprar las flores — me levanto, pero Patrick se me adelanta.

— Yo lo haré, tú quédate y toma una ducha — me dice y sale del lugar.

— Me voy, suerte Eros — Odette me da un beso en la mejilla y me sonríe una última vez.

— ¿Soy yo o se puso muy sensible? — Alcides se pone de pie y voltea a verme.

— Supongo que es importante que Alicia se reconcilie con su hermana — me encojo de hombros restándole importancia y camino al cuarto de baño.

Al salir de ducharme, recuerdo que no le pregunté a Odette que debería usar. Después de debatirme por 3 conjuntos, todos escogidos por Alcides, opto por unos pantalones color negro, zapatos formales del mismo color y una camisa azul. Algo casual pero también elegante, o eso dijo Alcides al verme.

— Aquí tienes las flores — Patrick llega justo a tiempo con un modesto ramo de tulipanes.

— Genial, iré por Alicia — camino a la puerta.

— ¿No olvidas algo? — la pregunta Alcides me hace girar a verlo.

— No lo sé.

Él se acerca y me entrega las llaves de la camioneta, cuando estoy por agradecerle, hace algo que me toma por sorpresa.

— Diosito cuida a mi bendición, en el nombre del padre... — comienza a darme su bendición y me aparto.

— Ya basta loco, se me hace tarde — le sonrío y salgo del lugar.

Me sitúo frente a la puerta del departamento de Alicia y toco 2 veces. La puerta es abierta por Dana.

— Hola, Eros — me saluda cortésmente.

— Hola, Dana, ¿y Alicia? — le pregunto, un tanto nervioso.

— Ya viene, pasa — se hace a un lado y entro.

Estructuralmente, su departamento es igual al mío, pero en cuanto a decoración...Wow. Todo el lugar esta impecable, hay pinturas en todos lados y cuadros con fotos.
Observo algunas de ellas, hay una con 3 niñas de unos 13 años que asumo son Alicia, Odette y Dana. En otras 2 están Dana y Odette con sus respectivas familias. Pero en otra, veo a una Alicia más joven, como de 10 años junto a una niña de no más de 8 años.

— ¿Ella quién es? — le pregunto a Dana.

— La hermana de Alicia — me responde con la misma sonrisa nostálgica que tenía Odette hace unas horas.

— Entiendo — vuelvo mí vista al cuadro.

En ese momento sale Alicia de lo que creo es su habitación. Dejo de contemplar la fotografía y la observo con atención. Lleva un vestido azul como mi camisa y el cabello peinado con una trenza con unos mechones sueltos.

— Hola — me saluda al estar frente a mí.

— Hola — respondo.

— ¿Y esas flores?

— Son para tu hermana, Odette me dijo que son sus favoritas — le explico.

— Bien, vámonos — comienza a caminar.

— Adiós — les digo a las chicas y voy detrás de Alicia.

Salimos del departamento y subimos al elevador, estaba nerviosa y jugaba con sus manos.

— Todo estará bien — le sonrío y tomo una de sus manos suavemente.

Me sonríe y suspira. Al salir del edificio ella insistió en que fuéramos en su auto y al final cedí. En la carretera ella comenzó a hablarme sobre su carrera y gustos musicales, sabía que buscaba evadir el tema de su hermana y deje que lo hiciera, después de todo...estoy aquí para ayudarla y que sea más fácil reconciliarse con ella, no a hacerlo más difícil.

— ¿Por qué quieres venir conmigo a ver a mi hermana? — me pregunta deteniéndose en un semáforo en rojo.

— Porque eres mi amiga y no me gusta cuando mis amigos la pasan mal — le respondo mirándola fijamente.

— ¿Me consideras una amiga? — responde con el ceño fruncido.

— Así es...igual que Dana y Odette — complemento para que no piense que me desagradan sus amigas.

— Que bien — sonríe y avanza cuando el semáforo cambia.

***

Y bueno...nunca esperé toparme con esta situación.

— Así que ella... — no podía ni terminar la frase, esto era totalmente difícil.

¿Qué se supone que debía decirle ahora?

— Si...Eros aquí está mi hermana Tamara, murió a los 10 años de edad — me responde en voz baja sin apartar la mirada de la lápida.

¡Demonios! ¿Ahora qué?

La chica que le habla a la luna | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora