Capítulo 21

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Alicia se había quedado callada al oír mis palabras. Solo me miraba directamente a los ojos y podía notar que por su mente pasaban miles de ideas.
Solté su mano con cuidado y le sonreí.

— Eso es lo que creo — me encogí de hombros y volví mi mirada al frente.

Alcides tenía razón, las luciérnagas le daban un mágico toque al lugar y a su vez hacían lucir a este lugar fuera de este mundo, algo muy surrealista.

— ¿Extrañas a tu madre, Eros? — su pregunta me tomó por sorpresa.

Suspire y la mire — Si, ¿extrañas a Tamara?

— Como si todo hubiese ocurrido ayer — dice sin más.

— Tengo una idea — tome su mano y caminamos más hacia el fondo del bosque, hasta un claro donde el cielo se podía ver sin complicaciones.

— ¿Qué tienes en mente?

— Un día la abuela Grace, cuando regresó de su viaje a la India, nos contó de un "ritual" que hacia la tribu que la recibió.

— No haremos magia negra Eros — rió ante su propia broma y la acompañe.

— No, ella nos dijo que se trataba de despedirse de sus seres amados que habían fallecido y su muerte los atormentaba; usando un amuleto.

— Yo no tengo ningún amuleto.

Yo tampoco tenía uno, así que busqué una piedra, hojas secas y recientes y las envolví en un pedazo de mi camiseta.

— Este será tu punto medio, dame tu pulsera — sin preguntar me la extendió y con ella asegure la tela, para que nada saliera de ella.

— ¿Seguro que esto no es magia negra Eros?

— No, Alicia, ahora, lo que harás será sentarte en el césped y poner el amuleto cerca de tu corazón, imaginaras que Tamara esta frente a ti y le dirás todo lo que no pudiste, todo lo bueno y lo malo — le explico y le extiendo el "amuleto".

Indecisa lo toma y camina un poco más lejos de mí y de igual forma yo me aparto, este momento es solo suyo. Recuerdo cuando yo hice el mismo ritual, el amuleto que usé fue un frasco de tinta para tatuaje y al día siguiente fui a hacerme uno utilizando esa misma tinta, así no me separaría de él y tendría paz. Ha funcionado perfectamente.

Después de un buen rato, Alicia regresó con una sonrisa en el rostro, nunca la había visto tan feliz.

— ¿Cómo te sientes? — le pregunté y la abracé.

— Como si me hubiera quitado un peso de encima...gracias, Eros.

Regresamos a mi auto y en el camino ella puso algo de música. Ed Sheeran formó un buen ambiente dentro del auto. Mientras conducía, escuchaba atentamente como Alicia cantaba; no era la mejor pero tampoco lo hacía horrible, aun así, podría escucharla cantar todo el día por mucho tiempo.

Estábamos llegando a una curva, íbamos a mitad de camino cuando el auto comenzó a detenerse. Nos habíamos quedado sin combustible.

— Rayos — baje del auto y Alicia lo hizo también.

Fui a la parte trasera del auto y revisé en el maletero, buscando un garrafón con combustible que siempre cargábamos en los autos de los 3 para evitar esta clase de situaciones, pero no estaba.

— ¡Auch! — gritó Alicia.

Fui hasta ella y la vi tirada en el pavimento, en su pierna la sangre corría y ella no sabía qué hacer.

— ¿Qué pasó? — me arrodille a su lado y miré con detenimiento la herida. No era grave.

— Caminaba para ir contigo y no vi esa vara de metal — señaló el objeto y efectivamente, tenía un poco de sangre.

La chica que le habla a la luna | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora