Esta mañana me había imaginado miles de escenarios en los que me encontraría al acompañarla a ver a su hermana, pero nunca algo como esto. Lo peor es que sus amigas lo sabían y no me dijeron nada.
— ¿Qué sucedió? — me atrevo a preguntar después de unos minutos de un pesado silencio.
Alicia suspira y toma asiento en una pequeña banca detrás de nosotros y a un metro de la lápida de su hermana, me hace un gesto para que me siente a su lado y eso hago. Una vez más, se toma un minuto para comenzar a hablar.
— Cuando Tamara cumplió 9 años, le detectaron cáncer...pasó 1 año en tratamiento pero, estaba muy avanzado y falleció el 11 de marzo – una lagrima baja por su mejilla y la limpia rápidamente.
— Y por eso le hablas a luna, porque es como tenerla contigo — dije, más como una afirmación que una pregunta, y aun así, negó con la cabeza.
— No hablo con la luna solo porque es como hablar con ella, es algo a lo que me acostumbré... — toma una profunda respiración y suelta el aire lentamente — cuando ella tenía 8 y yo 10 años, nuestros padres estaban a la mitad del trámite de divorcio y peleaban mucho...cuando eso pasaba yo llevaba a Tamara a nuestro balcón y ambas hablábamos con la luna, así escapábamos de esos feos momentos — me dice sin apartar la mirada de la lápida.
La miro fijamente, analizando y procesando toda su historia. No sé qué decirle, y lo único que se me ocurre es abrazarla, y eso hago. Paso un brazo por su espalda y la atraigo hacia mí, su cabeza descansa en mi pecho y la ciento tensarse en el momento en que mi mano sube y baja por su espalda, pero inmediatamente se relaja y comienza a sollozar, sus manos pasan por mi cuello y se acerca más a mí.
— La extraño tanto — me dice en un susurro.
A pesar de ser un cementerio, el lugar parece más un parque, muchos árboles y unas cuantas bancas. Hay personas paseando y otras dejando flores sobre otras tumbas, todo esto me recuerda a mi madre y los momentos que solía compartir con ella. Después de unos minutos ella se aleja de mí y limpia las lágrimas que aún están en su mejilla y sorbe un poco su nariz.
— No creo que a Tamara le guste que un extraño este contigo — bromeo un poco para aligerar el ambiente y ella ríe un poco.
— Ya le he hablado sobre ti, no eres un extraño — me sonríe de forma tierna.
— ¿En serio?
— Si, también de Alcides y de Patrick y como ese par está conquistando a mis amigas.
— Como no hacerlo si tienen a Cupido como ayudante — me señalo a mí mismo con altanería fingida.
— Andando Cupido, ya debemos volver — se pone de pie y toma las flores que había traído.
Se acerca a la lápida y deja las flores en un pequeño florero de cerámica que se encuentra sobre la tumba. Me levanto y me acerco a ella, mirando en silencio como, con su mirada, parece decirle miles de cosas a su hermana.
Al final se pone de pie y ambos caminamos de regreso a la camioneta, una vez en la carretera para ir al edificio, ella me da el honor de elegir la música. Y elegí "como tú" de León Laguerri.
— ¡Y A MI ME GUSTAN COMO TU! — grita Alicia con sentimiento.
— ¡REBELDES Y OBSTINADAS! — grito yo.
— MISTERIOSAS COMO EL MAR
— Te equivocaste — le digo haciendo un puchero.
— Perdón — comienza a reírse como loca cuando ve mi cara.
— ¿Qué? — me miro en un espejo en busca de algo en rostro que le diera gracia, pero nada.
— Hiciste una cara muy graciosa — me explica entre risas.
Continuamos otros 20 minutos en la carretera hasta que pude ubicarme y supe que ya estábamos a unas cuadras del edificio.
— ¿Comida china? — me pregunto cuando se detuvo frente a un local del mismo.
— Seguro — me bajo del auto y comienzo a seguirla hasta entrar en el establecimiento.
Entramos y ella pidió la comida mientras yo solo veía el lugar, hasta que me llegó un mensaje. Saco mi teléfono del bolsillo delantero de mi pantalón y lo leo.
Alce
¿Si llegarás a dormir?
8:24pm
Claro, solo pasamos por comida
Trae para todos, Odette y Dana están en en el departamento con nosotros.
Bien
Alicia llegó con la comida y al ver las 6 bolsas de comida me confundí.
— Odette y Dana están con tus amigos — me explica.
— Lo sé, Alcides me lo dijo — tomo las bolsas y salimos del lugar.
Subimos al auto y finalmente llegamos al edificio. Entre más risas, subimos hasta el último piso. Al estar frente a mi puerta escuchamos gritos, con la preocupación a flor de piel entramos deprisa.
— ¡Alcides! ¡Pequeña sabandija, este muerto! — grita Odette mientras persigue a Alcides por todo el edificio, lanzándole cojines y todo lo que puede con tal de herirlo.
— ¡Detengan a esa loca! — suplica mi amigo corriendo como liebre esquivando todo lo que la chica le lanza.
Miro a todos lados y al fin doy con lo que buscaba, Patrick. El sujeto solo está sentado en la barra de la cocina tomando un jugo y comiendo palomitas con Dana, tomo la mano de Alicia y la jalo hasta la posición de Patrick.
— ¿Quién de los 2 me dirá que fue lo que pasó? — hablo al estar a su lado y suelto la mano de Alicia.
— Alcides le contó el final de un libro que Odette leía — me responde Dana como si fuese la cosa más simple del mundo.
— Oh no — habla Alicia detrás de mí y volteo a verla. Su rostro esta en blanco.
— ¿Qué sucede? — le pregunto con interés.
— Alcides es hombre muerto — responde mientras mira como Odette golpea a mi amigo con un cojín.
Ambos corremos para alejarla de mi amigo mientras Dana y Patrick nos abuchean por arruinarles la pelea.
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La chica que le habla a la luna | COMPLETA
Teen FictionEros es un chico de lo más normal con problemas en el pasado que inicia su primer año en la universidad. No quiere una novia, pero su nueva y linda vecina se lo complica un poco. Alicia llega a vivir a un edificio en la ciudad para poder continuar...