Capítulo 13

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Todo iba de maravilla, la gente llegaba dejaba uno que otro regalo y se sumaban a las demás personas en la pista de baile, que era la sala.

Nuestra casa club no era más que una casa en medio del bosque con piscina y, debo admitir, muy lujosa. El señor Agosti se la regaló a Patrick cuando terminó la preparatoria, ya que el plan era que él viviera aquí y no en un departamento con sus dos mejores amigos.

— ¡Al fin te encuentro viejo! — un compañero de la universidad, Víctor, llega tambaleándose.

— Hola, ¿te gustó el vodka? — le pregunto un poco burlón.

— Si... ¿a qué hora empieza la carrera? — habla arrastrando mucho las palabras.

— Son recién la 1:00am, siempre empieza a las 2:30am — le recuerdo. La carrera no empezará hasta que cada hombre presente, excepto nosotros, estén ebrios.

— Bien...iré a la...ba—barra — se aleja, tambaleándose, y lo pierdo entre la gente.

Río y camino por todo el lugar, veo a algunos ebrios platicar muy animados con las plantas y otras decoraciones, lo normal. Salgo hasta la piscina pero me detengo en seco al ver que Alcides está abrazando a Dana, muy amorosamente; me retiro con rapidez y en silencio hasta entrar a la fiesta, ya dentro de la casa me pongo a buscar a Patrick y a las chicas.

Recorro toda la casa y no los encuentro, aunque ni entré a los cuartos, en cada fiesta nos aseguramos de cerrar los cuartos para evitar que las personas tengan sexo, no queremos un incidente de agresión de ese tipo. Por mi cabeza se cruza una idea, no los busqué en el jardín delantero, sintiéndome muy estúpido salgo de la casa y los veo sentados a los 3 sobre unas piedras. Hablaban de algo, pero cuando llegué guardaron silencio de golpe, extraño.

— ¡No van a creer lo que vi! — les digo muy emocionado.

— ¿Qué? — Odette se intriga.

— Dalcides podía suceder — digo finalmente.

Todos se emocionan y piden detalles del tema, mientras les cuento veo como Alicia una vez más, se pierde en sus pensamientos, algo le pasa y quiero saberlo para ayudarla, si es que puedo. Cuando termino mi breve reato, Odette chilla dejándome sordo.

— Tranquila — me sobo mi oído.

— No lo entiendes Eros, Dana siempre fue reservada y cerrada al amor desde...que su novio falleció en un accidente de auto hace 3 años — su rostro se vuelve serio y algo entristecido.

— Eso debió ser muy duro para ella — les digo, un poco apenado por la situación.

— Tranquilo — Alicia se pone de pie con una sonrisa — Si es Alcides quien le devolverá la sonrisa y felicidad a mi amiga, no podría estar más agradecida — me dice colocando una mano en mi hombro y mirándome a los ojos.

— Ya casi es hora de la carrera Eros, iré a asegurarme de que todos los concursantes estén ebrios y la máquina de humo funcione — Patrick se levanta y se va seguido de Odette.

— Yo iré a la barra — habla Alicia y entra a la casa.

Debo admitirlo, me fascina esa chica y todos lo saben, pero y si el sentimiento no es mutuo seré rechazado y ella ya no querrá ser más mi amiga, todo se arruinará. Pero no quiero vivir con miedo, ya no más, ese día en el hospital me prometí que no dejaría que el miedo me controlara y dejara que los problemas aumentaran.

— Dime que hacer mamá — susurro y miro a la luna en lo alto del cielo.

Después de limpiar una lagrima solitaria de mi mejilla, entro en la casa. Veo a ebrios por todas partes, preparándose para la gran carrera. Busco a los chicos para que subamos al techo mientras el resto de los invitados se acomodaban en el patio trasero.

— ¡Hola a todos! — Habla Alcides a nuestro lado con un micrófono, dirigiéndose a todas las personas allá abajo — ¡Quiero agradecerles por estar aquí, pero como sé que no se acordarán de mi discurso...QUE INICIE LA CARRERA! — suena una bocina y todos los concursantes comienzan a correr.

Las chicas a nuestro lado miran atentamente como todos se tropiezan y vuelven a levantarse. Casi arrastrándose, llegan al "foso", que es un agujero de 3 metros de largo con medio metro de profundidad lleno de crema batida, todos caen y se vuelven a levantar, aunque otros se sientan y se la comen. Los pocos que salen continúan tambaleándose hasta llegar a la zona de riesgo, ahí todos les lanzan globos con harina, huevos y otros les lanzan miel. Las chicas ríen a carcajadas igual que nosotros, todos salen de ahí y llegan a la penúltima prueba, entran en un angosto pasillo que hicimos con cartón y algunas personas les dejan caer plumas de todos los colores para finalmente salir directamente al jardín delantero hasta la fase final, la máquina de humo se enciende y en segundos todo el pasto queda cubierto por el denso humo, impidiendo la visión; ahí se cavaron hoyos y otros obstáculos que no son vistos por la niebla artificial.

— Vamos, hay que ir a recibirlos — me levanto y bajo del techo.

Al llegar hasta la meta, vimos que solo 3 gallinas gigantes pudieron completar exitosamente el circuito. Entre carcajadas todos les aplaudimos.

— Su premio caballeros — Alcides les entrega 1 botella de whisky a cada uno.

Los ebrios festejan y se la beben de inmediato. La fiesta continúa y todos se dispersan, me voy con unos compañeros de la universidad, platico y bebo un poco.

Después de 1 hora, Patrick lleva a Odette a uno de los cuartos para que durmiera y Alcides llevó a Dana de regreso al departamento, solo me quedaba buscar a Alicia. Iba a la cocina, sala, patios pero no estaba, me estaba preocupando demasiado.

— No la encuentro, ¿la has visto? — le pregunto a una chica que servía las bebidas, me responde que no y me voy.

Subo al segundo piso y veo al fondo la puerta del baño entreabierta y la luz encendida; voy corriendo y la veo sentada sobre el lavamanos con la mirada en el piso.

— Ven aquí — la bajo y hago que me mire — estaba preocupado, me asustaste en serio — miro fijamente sus ojos.

— Perdón — susurra. Su aliento huele a alcohol, obvio esta ebria.

— ¿Te llevo a casa? — Solo asiente — Vamos — tomo su mano y la jalo pero no se mueve, intento una vez más pero nada — ¿Estas...? — se voltea rápido y vomita en el inodoro. Demonios.

Me acerco rápido y levanto su cabello, acaricio su espalda y con mi pie empujo la puerta. Cuando para de vomitar, se levanta con torpeza y enjuaga su boca.

— Lamento que hayas visto eso — se cubre el rostro con sus manos.

— Tranquila, somos amigos y algún día te tendría que ver así — le digo como una broma, pero ella me mira seria.

— Claro, amigos — dice en tono amargo.

— ¿Qué pasa? — me acerco y la miro de frente, claro que ella levanta un poco su cabeza para verme a los ojos.

— Nada, no me pasa nada, ¿Y a ti? — ahora se escucha molesta y algo sarcástica.

— Escucha, es obvio que estas ebria pero si te estas enojando y es mi culpa, deberías decirme porqué — me mantengo calmado, lo que me vaya a decir solo es producto del alcohol.

— ¡Estoy muy molesta por ser una cobarde!

— No eres una cobarde Alicia, de hecho eres la persona más valiente que he conocido.

— ¡No! ¡Soy una cobarde porque me gustas desde que te conocí en ese elevador y no soy capaz de decírtelo! — me grita.

Oh, por Zeus.

Sonrío, este es el momento de decirle que a mí también me gusta.

—Alicia yo... — no me deja terminar y me besa.

La chica que le habla a la luna | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora