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POV camila

-igual gracias por pensar en mi, digo, para hacer el trabajo. Buenas noches

-buenas noches lauren- caminó hacia la puerta pero la detuve- espera- ella volteó a verme - ¿te... te quieres quedar a cenar?- pude notar que estaba dudando. Se acercó a donde yo estaba.

-¿A cenar?

-bueno, al final no aceptaste que te pagara, lo mínimo que puedes aceptar es esta invitación a cenar- sonreí con mi labios pegados con la esperanza de que acepte

-¿Lasaña?

-si, tengo mucha hambre pero no tanta como para comermela completa

-a ver si entiendo- dio un paso más hacía mi- usted y yo, solas, cenando en su departamento- yo hice una mueca, dicho así sonaba... raro

-bueno... si quieres- me escogí de hombros- si no...

-¿está segura de que mañana no se arrepentirá de haberme invitado?

-no me podría arrepentir de invitar a una amiga a cenar

-está bien

-ok

-bien

La quedé mirando. No podía evitarlo.
Ella alzó sus cejas y luego rió bajito. Le hice un movimiento con la cabeza para que me siguiera a la cocina

Serví rápidamente los platos y nos sentamos a comer.
Me sorprendió la soltura con la que hablabamos, como si fuesemos viejas conocidas. Ella se veía cómoda, relajada y eso me alegraba.

-yo amo a mi mamá, ella es mi mundo entero. Esa mujer no ha hecho mas que sacrificarse por mi toda su vida y espero poder pagarle, devolverle la mano por haberme sacado sola adelante y mas ahora que está tan enfermita

-yo estoy segura de que lo lograrás, tu eres una chica emprendedora, sabes hacer de todo, eres inteligente, tienes un talento increíble... - me detuve a suspirar - ¿y tu papá?

-yo prefiero no hablar de ese tema- se rascó la nuca

-Perdóname, no es de mi incumbencia

-no, no es eso, mi mamá me ha contado que era un tipo del pueblo donde nació, un mal nacido que la dejó tirada aún sabiendo que estaba embarazada. Eso es todo, no se más de él

-y nunca te interesó buscarlo, saber de él...

-no, está muerto

-perdón

-da igual. Oye, esto para ser de caja, sabe muy, muy bien - yo reí

-bueno, y la vinagreta te quedó deliciosa, me tienes que enseñar a prepararla

-claro, la próxima vez que cenemos, le enseño lo que usted quiera

Diablos! Esto parecía una maldita novela. Nos estábamos comiendo con la miradas y yo estaba necesitando más alcohol.

Retiré las cosas de la mesa. Ella se ofreció a ayudarme pero me negué. Yo la estaba atendiendo a ella.
Cuando terminé de acomodar todo, fui hasta la sala de estar y ahí estaba ella, mirando la ciudad a través de los grandes ventanales. Caminé silenciosamente y quedé muy cerca de su espalda

-hermosa vista ¿No? - hablé suavemente. Pude notar como su cuerpo se contrajo

-si- susurró

-a mi me encanta, sobretodo así... -se volteó a verme- de noche. Creo que las luces tienen un efecto hipnótico que hace que tu mente quede en blanco, que dejes de pensar, es... completamente relajante

DIABLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora