53

6.2K 248 76
                                    

POV Camila

Los días podían transcurrir demasiado lentos si esperabas por el amor de tu vida. 

Había tenido a Daniel, mi pequeño hombrecito de ojos café, idéntico a mí. Sin duda había llegado a mi vida para, con pocos meses, cambiarlo todo.
Sentirlo en mis brazos por primera vez y ver como se acurrucaba en mí fue la experiencia más reconfortante y maravillosa. Lo pequeñito que era, su hermoso rostro... No quería despegarme ni por un segundo de él.  Quería protegerlo de todo y jugar todo el día con sus manitas y piececitos diminutos. Me sentía muy bien, Daniel se había convertido en mi mayor alegría y mejor compañero, y nos tenía a todos embobados, estaba feliz, estaba dichosa, pero había un vacío que solo podía llenar Lauren.

Era consciente de ello.

Antes del parto las visitas habían sido contadas con los dedos de una mano. Mi estado había empeorado tras ser alejada de Lauren, y me habían obligado a hacer reposo, por supuesto ir a la cárcel no estaba permitido. Logré escaparme algunas veces, pero me ganaba los regaños de mi mujer.

No me importaba. Yo quería verla y tocarla. Era una completa necesidad.

Pasamos por malos momentos, principalmente durante esa etapa donde ella no quería verme, ni recibía mis llamadas. Eso me frustró mucho y admito que me hirió un poco. Sin embargo, no me rendí. No dejé de insistir hasta que mi ojiverde recapacitó, y llorando a través del teléfono se disculpó.

Flashback

-Aunque vayas no lograrás nada, ella prohibió tus visitas.

-¡Ella no puede hacer eso! 

-Camila, lo siento, en verdad, pero ella no ha pasado buenos días, debes tener paciencia... 

-Oh dios... - Me senté. Mi barriga pesaba demasiado, mi espalda dolía todo el tiempo y mis hormonas estaban vueltas locas, por lo que lloraba prácticamente todos los días - Sophia, yo tengo que ir a verla, ya han pasado tres semanas, no son solo "unos días malos". Se ha negado a verme y recibir mis llamadas por tres malditas semanas - mis ojos se aguaron - ¿Por qué me hace esto?

-Necesita tiempo, Camila. Ella sabe que tu estado no es bueno, y quiere que te cuides. No quiere que la veas así y tengas estos recuerdos en tu cabeza ¿entiendes?.

-Ella si habla contigo

-Es diferente, soy su abogada... - no me gustaba que prefiriera hablar con Sophia antes que conmigo.

-Seguiré yendo. No me importa, y seguiré llamando. Ella debe entender que no me importa verla así, yo la amo y tengo que verla. Tienes que decirle, Sophia


[...]


-Debes dejar de llamar - sentí como mi pecho se retorcía de dolor al oír sus palabras.

-Te amo.

-Camila, esto es lo suficientemente difícil como para también tener que cargar contigo, así que déjame en paz -  No me pude contener y comencé a llorar.

-No me trates así - dije apenas, pues el llanto hacía inentendibles mis palabras. Podía escuchar su respiración al otro lado de la línea. Sabía que estaba haciendo esto creyendo que así sería más fácil para mí, pero todo lo que conseguía era hacernos daño-  Te extraño tanto, ya no lo puedo soportar...

-Camz...  por favor - suavizó su voz.

-Te amo - respiré profundo para calmarme y poder hablar con claridad - te amo, te amo, te amo... No me vas a alejar, ni voy a dejar de amarte por este comportamiento infantil. ¿Crees que no te conozco, que no puedo sentirte, Lauren? ¿Con quién crees que hablas? - no respondió, pero seguía en línea- Jauregui, No me vas a alejar, No dejes que tu cabeza te gane. Ya va quedando menos, amor, podemos con esto. Solo... no me hagas esto porque no tienes ni idea de cuanto duele.

DIABLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora