una buena noche

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El de ojos rojos estaba ensegecido por la pasión.

Al carajo la plática, o esa piyama simplemente la rompió, la desgarro, la destruyó por atreverse a privarle de la exquisita imagen de su pecoso desnudó.

Se quitó su estorbosa ropa y ante la mirada de su amante se acomodó entre sus piernas, sosteniendo con una mano su ya duro miembro a punto de profanar esa entrada.

Y sin más espera lo penetró de golpe, rudo y fuerte, ya estaba dilatado pero igual un sonoro gemido resonó por todo el piso en de aquel condominio.

Seguramente ningún vecino dormiría esa noche y todos conocerían en nombre de "Kacchan."

Las estocadas dadas eran feroces como el que las daba, se comían  a besos cuanto podían aunque con el movimiento esto era difícil, aún así marcaron el cuerpo del contrario con besos, chupetones, mordidas y rasguños.

Se pertenecían y había que dejarlo claro para los demás.

"Kacchan" resonaba ese agudo grito/gemido cada tanto, pero ninguno se detuvo ante nada.

Katsuki sabía cómo hacerlo delirar, donde morder para que gritara más fuerte, como chupara sus pezones para robarle el aliento, sabía cuales posiciones le gustaban más.

Solo habían estado juntos la noche anterior, pero memorizo cada gesto de satisfacción que le era regalado, se aprendió donde estaba ese dulce punto en que cada que golpeaba, su acompañante se volvía una zorra que suplicaba por más sexo.

Sus cuerpos se acomodaban perfectamente, como piezas de rompecabezas, o dos engranajes, o quizás dos almas gemelas, ellos encajaban perfectamente el uno con el otro.

Se amaban, eso lo sabían aunque no lo habían puesto en palabras.

Simplemente las sircunstancias no eran las adecuadas para ninguno.

Deku atravesaba un momento de debilidad mental y Kacchan simplemente era un villano/héroe que no aceptaba ni reglas ni régimen.

Pero esa noche nada importaba si podían besarse hasta quedarse sin aliento, sin podían tocarse sin pudor, si podían hacer el amor de esa manera tan escandalosa, si podían estar juntos, nada ni nadie importaban.

Se besaron nuevamente, porque se extrañaban y el tiempo que tenían juntos era mágico, se tocaron con fuerza para grabar en sus mentes el cuerpo del contrario, dejaron marcas muy notorias para mandar un mensaje muy claro "tiene dueño" y así entre posiciónes, gruñidos, maldiciones, gemidos y constantes gritos hicieron el amor.

Una noche sin dormir, una noche en que pudieron hablar y decirle al otro cuanto deseaban eso.

Aunque para cierto rubio fue difícil aceptar que ese momento era jodidamente perfecto y lo recordaría siempre, esas curcilerias no iban con su imprecionante caracter.

Para el peliverde era lo mejor que escucho en su vida e igualmente quería que todas sus noches fueran así, aunque tal vez si le le gustaría poder dormir aunque fuera un par de horas, ya que definitivamente esa noche no durmió ni un poco.

Aunque si se dieron mimos y besos hasta que la alarma anunció que su burbuja debía reventar.

Katsuki tenía cosas que hacer por esa razón apenas se cambio de ropa y se fue.

Para Izuku su mañana fue alegre, pero agotadora, no hizo ejercicio y sabía que su cuerpo sufriría cuando retomará su rutina, se dió un largo baño y aprovecho el tiempo de sobra para lavar sus sábanas, otra vez, simplemente no podía dejarlas con esa esencia blanquecina que rememoraba esos encuentros.

Ni Héroe Ni VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora