A la mañana siguiente, quizás por como acabo todo anoche o porque Raúl no se acordaba de nada de lo que pasó porque sí que estaba borracho, el viaje en su coche hacia mi casa fue de lo más incómodo.
Aún puedo acordarme del calor que producía con su boca en mí. Siempre me había imaginado como hubiese sido besarle, tantos años y ahora lo sabía, ahora sí. Había sido increíble. Tampoco es que tuviese mucha experiencia en esto de dar besos, a lo largo de mi vida solo me he besado con dos personas, bueno, ahora tres. La primera persona fue cuando empecé el instituto y fue un puto desastre, tanto que cuando llegué a mi casa vomité en el baño y le tuve que decir a mi madre que había comido algo en mal estado. La segunda fue en Londres, Joel, mi amigo, quiso dejar de serlo para llegar a algo más, puede que nos besáramos unas cuantas veces pero decidí cortar por lo sano. Nada que ver con esta vez, ni con este beso y mucho menos, nada que ver con la persona.
—Entonces... —dice apagando el motor del coche, aparcado a un lado de mi calle y a la misma vez, rompiendo el silencio de toda la mañana— ¿Esta tarde a qué hora hemos quedado con los demás?
¡Mierda, el cine! Se me había olvidado.
—Cuatro. Sí quieres le digo a Paula que te meta en el grupo... —le digo mirándole.
Él asiente mirando la parte baja del volante y su cabeza gira lentamente hacia mí.
—Déjame tu móvil que te apunte mi número —su voz es diferente, más suave— Quiero decir, para pasarlo por el grupo.
Asiento y le desbloqueo el móvil, ignorando los mensajes del grupo que tengo con Joel y Malta e ignorando la llamada perdida que había visto de mi madre esta mañana también, la cual decidí ignorar para llamarla con más tranquilidad desde casa, ya que ella y papá estarían trabajando.
Raúl escribe en el grupo su número de móvil mientras que yo miro mis dedos de la manos jugar los unos con los otros.
—¿Va también Ed? —pregunta arqueando una ceja con semblante serio.
—No lo sé, ¿por qué?
Este me tiende el móvil y me doy cuenta de que en el grupo, tras todos los números que no tengo guardados, la única persona que tiene su foto pública es una foto del mencionado.
No digo nada y miro a Raúl, que me observa con la misma cara que cuando me ha pregunta sí es que este venía.
—Sí no quieres ir...
—Sí que voy a ir —me interrumpe— Lara, ese tío no me va a cohibir en nada.
Le asiento y él también lo hace, después lanzo un suspiro y vuelvo a clavar mi vista en él.
—Bueno, —digo abriendo la puerta de su coche— nos vemos luego.
Bajo del coche, aliviada. Aliviada por salir de aquel vehículo dónde se respiraba solo tensión e incomodidad. Paso al portal y ando lentamente por el largo pasillo hasta llegar a las escaleras. Tengo ganas de llorar, muchas ganas, pero no lo voy a hacer, todo lo contrario. Sí vamos a hacer como sí esto no ha pasado, lo haremos los dos y yo, me olvidaré también de ello.
Subo las escaleras a una velocidad normal y llego a la puerta de casa, abro y justo entonces, aparece mi padre.
—Hola —me dice— ¿Llegas ahora?
Pensé que me echaría la bronca del siglo pero no fue así.
—He tenido que volver porque me he dejado unos archivadores con papeles importantes del nuevo hotel y los necesitamos para mañana por la tarde.
—¿Mañana por la tarde? —pregunto frunciendo el ceño.
—Cariño, tenemos estos días mucho trabajo, lo más seguro es que pasemos allí alguna noche. A ti no te va a faltar de nada y, sí algún día te quieres venir... Te vienes con nosotros y tu hermano.
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1. // Un viaje a mi ¿pasado? {COMPLETA}
عاطفيةMe marché de España sin decir nada, ni a mis únicas amigas ni a Raúl. Empecemos por ahí. Estuve en Londres cuatro años, en los que terminé mis estudios y no les mandé ni un mísero mensaje. ¿Qué por qué me fui? Para eso deberás leer mi historia nar...