Capítulo 20

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—Quizás deberíamos de coger menos botellas y repartirlas entre las dos bolsas —le digo a Paula, que es la que sujeta la otra bolsa, también a duras penas.

—Sí, mejor va a ser —dice dejando la bolsa en el suelo— Vamos a hacerlo ahora, mientras salen los otros.

Nos echamos hacía un lado de la puerta de entrada del super y empezamos a repartir las botellas equilibradamente entre las dos bolsas.

—Va a ser épico —dice Alex cuando se acerca a nosotros junto a su hermana Bella— ¿Qué hacéis?

—Repartiendo las botellas, las bolsas se van a romper si no lo hacemos —aclara Paula sin dejar de meter las botellas en una bolsa.

—¡No! —suena la voz de Rafa detrás de nosotros, que acaba de salir, con una especie de risa— No queremos eso, por Dios.

Ángel y Raúl salen detrás.

—No deberíamos de haber comprado tanto alcohol —digo cuando termino de colocar las botellas dentro de la bolsa y veo aparecer a Ángel y Raúl con otras dos.

—¿Estás de coña? —pregunta Bella irónicamente, puedo sentir como aún los dos hermanos, no me tragan sin ninguna razón— Esta noche es mágica. Es la medianoche marítima.

Niego poniendo mis ojos en blanco y miro a Raúl, que está detrás de la última que ha hablado, le hace un gesto y sonríe, ambos lo hacemos.

La medianoche marítima, según me han contado, es una fiesta muy popular entre todos los jóvenes de alrededor de la ciudad, en la que a medianoche, todos se deben meter en agua salada y a través de un altavoz que instalan en la playa, se va escuchando una cuenta atrás que empieza en treinta segundos, treinta segundos en los que debes pensar en tu deseo. Cuando la cuenta atrás termina todos deben gritar: ''¡Que aparezca mi buena suerte!'' Cosa que veo muy ridícula, sinceramente.

—Oye Bella, en Londres no tenían esas cosas, no la culpes —salta su hermano con una risa.

—Estoy segura de que esta tradición no es española... —digo en un susurro mientras cojo la bolsa— ¿Y Sophie? —digo alzando la voz mientras la busco con la mirada.

—¡Por aquí vengo! —dice llegando hasta nosotras sujetando una bolsa con las dos manos.

—¡Oh, venga ya! —dice Paula al ver otra bolsa llena de botellas.

Casi todos esbozamos una sonrisa ante el comentario.

Nos acercamos al coche de Ángel y de Raúl, que para suerte nuestra han aparcado cerca entre ellos, y metemos las bolsas que hemos comprado entre los dos coches repartidas.

—¿A qué hora nos vemos? —pregunta Ángel cerrando su maletero.

—Yo creo que sobre las ocho ¿no? —dice Paula mirando su móvil— Ahora son las seis y media, mientras llegamos, nos cambiamos y vamos a la playa...

Raúl asiente junto a Ángel.

—Sí, por mí está bien —dice Sophie.

—¡Sí! —dice Rafa enérgicamente.

Un coche que pasa por nuestro lado en los aparcamientos pita, haciendo que algunos nos sobresaltemos.

—No... —susurro al ver el coche. Podría reconocer su asqueroso y caro coche en cualquier lado.

—¡Ed! —grita Bella cuando le reconoce bajando la ventanilla.

Cruzo mis brazos respirando profundamente, esperando a que diga algo.

—¡Hey, hola! —dice inclinándose sobre el asiento del copiloto para vernos mejor a todos— ¿Qué hacéis?

—Comprar ¿no es lógico? —salto cuando posa sus ojos sobre los míos con una de sus estúpidas sonrisas.

1. // Un viaje a mi ¿pasado? {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora