El tiempo pasa lento cuando estás esperando. Sabemos que todo tiene que llegar y cuando lo sabemos, esperamos. Esperamos ansiosos, tristes, felices o quien sabe cómo.
Paula habla a mi lado pero no le hago mucho caso, me miro mis dedos y los toco entre ellos. No sé cómo hemos podido llegar a esta situación, no lo sé. He intentado pararlo. Estoy cansada mental y físicamente con Ed. También lo estoy con Raúl, pero Ed... Ed tiene la mayor culpa.
—¿Me estás escuchando? —dice Paula inclinándose hacia mí en su silla de plástico.
Pero no es ella quién me ha sacado de mis pensamientos.
La puerta chirría a la vez que se abre. Primero sale un guardia del centro comercial y detrás Raúl junto a Ed y otro guardia más.
Ambas nos levantamos y nos acercamos hasta ellos.
Ed lleva sangre seca sobre su nariz y labio, la cual limpiaba con un pañuelo, alrededor del ojo se le había formado un cardenal grande que le cubría por completo este, sus manos llevaban sangre también. Raúl, sostiene en su mano derecha un trapo, en el que su interior parece ser que contiene hielo, sobre su labio, y sobre el pómulo se le ha marcado un moratón algo visible.
—Que no vuelva a ocurrir o ya lo sabéis, no volveréis a entrar aquí —dice uno de los guardias antes de emprender su marcha con su compañero.
El lugar dónde estamos, queda en absoluto silencio hasta que Paula decide hablar.
—¿Estáis... Bien? —pregunta.
—No hay nada más que vernos —responde Raúl con una sonrisa irónica mientras niega con la cabeza y mira a Paula.
Sus ojos se clavan en mí y deja esa estúpida sonrisa, que primera vez desde que lo conozco pienso que la odio. Mi semblante es serio, quizás lo es demasiado y siento que sí hablo voy a reventar o incluso algo peor, llorar.
Aparto mi vista de él para mirar a Ed, quién me mira y cuando nuestros ojos toman contacto sonríe levemente.
—No me arrepiento de lo que he hecho, no me mires así, lo volvería a hacer —me dice sin perder la sonrisa.
Este chico es un caso. Cada vez me cuesta más soportarlo.
Raúl gira rápidamente su cabeza hacía él con el gesto tenso y el miedo vuelve a apoderarse de mí en cuestión de segundos, tanto que me coloco entre ellos dos, miro a Raúl y niego con la cabeza.
—No, por favor —le digo casi en un susurro.
Él me mira y nuestros ojos se encuentran por primera vez después de lo ocurrido, su respiración parece agitada. Miro sus puños apretados y sus nudillos manchados de sangre, cosa que no me importa en absoluto cuando pongo mi mano abierta sobre uno de ellos y le doy un suave apretón. Relaja todo su cuerpo, lo noto. Su mandíbula deja de estar tensa y su mano se abre entrelazando sus dedos con los míos.
—Vámonos —me dice sin más.
Miro a Paula, quién asiente dándome a entender que me vaya con él sin ningún problema. Vuelvo mi vista hacia Raúl y le asiento apretando su mano entrelazada a la mía y sin mirad a Ed, salgo de allí con él.
—Te he manchado —dice cuando salimos a la calle, soltándome de la mano, para agarrarla con la otra en la que sostenía el trapo con hielo y frotarme con un dedo sobre el torso de esta, sin éxito ya que la aparto de un manotazo.
—¿Crees que me importa eso? —le pregunto girándome hacía él y mirándole con el ceño fruncido.
—El pantalón también —sigue picándome mientras lo señala.
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1. // Un viaje a mi ¿pasado? {COMPLETA}
RomanceMe marché de España sin decir nada, ni a mis únicas amigas ni a Raúl. Empecemos por ahí. Estuve en Londres cuatro años, en los que terminé mis estudios y no les mandé ni un mísero mensaje. ¿Qué por qué me fui? Para eso deberás leer mi historia nar...