Capítulo 30

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—¿No vas a decir nada? —dice antes de apartar su mirada de mi y pulsar el botón para el ascensor— No me sorprende, es tan típico de ti —suelta una leve risa, algo que me destroza por dentro el cuerpo dolorosamente.

—Pensaba decírtelo —le susurro acercándome a él.

—¿Cuándo? —pregunta girando su cuerpo hacia mí— ¿Cuando te acepten en una y estés ya por ahí?

—¡Claro que no! —las puertas de ascensor de abren y Raúl se mete dentro— ¡Ni siquiera sé si me van a aceptar en una!

—Lara, claro que lo harán ¡Por Dios! —dice tirando de mi brazo para meterme dentro de este junto a él— ¿Acaso has bajado tus notas de cerebrito?

Niego con la cabeza y cuando me quiero dar cuenta de donde estoy, las puertas enormes de metal ya se han cerrado.

Estoy en el ascensor...

Me apoyo en la pared de este y Raúl dice algo pero no le escucho, no puedo. Tengo los oídos pitando y me arden. Él pone sus dos manos a ambos lados de mi cara y hace que lo mire, cuando tengo contacto con sus ojos, escucho sus palabras:

—Eh, ¿estás bien nena? —su voz es grave y su cara es preciosa cuando me mira de la forma en cómo lo está haciendo. En realidad es preciosa siempre. Se me olvida que hace unos momentos estaba cabreada con él, igual que se me olvida que el que de verdad está cabreado es él.

Asiento con la cabeza y pongo mis manos sobre las suyas para quitarlas. Salgo del ascensor en cuanto se abren las puertas, miro el numero de la planta, número... ¿cinco?

—Hoy duermes en mi habitación y no me vale un no —dice caminando hacia su puerta, donde introduce la llave.

Me acerco a la puerta donde me quedo parada mirando cómo se quita la pajarita verde y la echa sobre la cama grande de un lado de la habitación.

—¿Quién te ha dicho lo d...? —intento decir pero me interrumpe con brusquedad acompañado de una sonrisa irónica.

—Tu padre. Me lo he cruzado cuando ponía un par de cosas sobre las mesas y me lo ha contado.

Mis padres como no, siempre tan inoportunos...

—Esperaba al momento adecuado, Raúl —intento justificarme.

—Mira, —dice acercándose a mí— no me quiero comer la cabeza con esto. Te darán la beca y te irás, quiero aprovechar estos momentos contigo y no quiero que discutamos por cualquier tontería porque lo único que haremos es perder el tiempo.

A veces me sorprende la mentalidad que puede tener para unas cosas. Me gusta cómo piensa, me gusta cómo se explica y lo más importante, me gusta él. Él y su honestidad.

Rodeo con mis brazos su cuello y con una de mis manos, con mis yemas acaricio suavemente su nuca antes de acercarlo y darle un suave beso.

—Gracias por entenderlo —le digo en un susurro.

—No lo entiendo —dice echando su cabeza hacia atrás, suelto su cuello y este me coge de las muñecas para tirar y hacer que quede pegado él, después sonríe— Pero te quiero y eso hace que lo quiera entender.

En mi cara se dibuja una sonrisa.

Raúl me quita la pajarita y me desabotona el primer botón superior de la camisa. Le doy un suave empujón para que se aleje y me quito los zapatos, mientras él hace lo mismo sin quitar su vista de la mía, termino por quitarme los pantalones y mi chico me imita en mi gesto. Se sienta sobre la cama haciendo un gesto con los dedos índice y corazón para que me acerque a él mientras me termina de sonreír por completo.

1. // Un viaje a mi ¿pasado? {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora