Los besos y caricias rápidamente se apoderaron de ambos. Los nervios fueron eclipsados por las ansias de tocar al otro, de sentirlo. No eran niños, no era aquella inexperta primera vez, pero se sentía como si lo fuera.Allí, tendidos uno sobre el otro en la cama de Zero, todo tomaba consistencia, se volvía más real. Bebían cada expresión, cada sonido, del contrario. Sólo existían ellos dos.
La ropa había quedado atrás desde el primer momento. No hacían faltan palabras, como si se conocieran desde siempre, sabían perfectamente lo que el otro quería y se movían a ello con avidez. Sus cuerpos se unían, se perdían, se entregaron al otro con devoción.
Aquella noche Kaname no se sintió perdido, Zero no se sintió solo... y mientras disfrutaban la fresca brisa de fines de invierno rememoraban tiempos antiguos, misiones secretas, locuras de niños, secretos perdidos.
Antes de dormir un quedo "Te amo" fue susurrado. ¿Quién lo dijo? Seguramente, ambos.
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Hanabusa podía jactarse de su gran inteligencia. Era el mejor en investigaciones científicas, tenía títulos en bioquímica, biotecnología, ingeniería, antropología, medicina y otros tantos que orgullosamente había acumulado con los años. Sin embargo, su prodigiosa mente no podía creer la bizarra pero coherente escena frente a sus ojos.
Es decir, si lo pensaba bien, tenía bastante lógica.
— ¡Kana y Zero son novios! ¡Kana y Zero son novios!
Los gritos emocionados de sus hijas captaron la atención de la pareja que hasta hace unos segundos estaban embobados en los labios contrarios. Kaname sonrió tímidamente sonrojado hasta las orejas, Zero lo rodeo sutilmente por la cintura.
— Pues...¿Felicidades?...sí, sí ¡felicidades! — terminó por decir algo confundido. Sus pequeñas reían entre sí a su lado.
— Gracias. — respondío Zero sonriente.
Terminaron por reunirse con los demás en el salón. Los rostros de los demás al verlos llegar tomados de la mano, fueron...inesperadamente tranquilos.
Cuando anunciaron su relación, de inmediato recibieron felicitaciones y abrazos. Ni una sola expresión de sorpresa.
— Bueno, ya se veía venir. Su incapacidad para disimular es lo que realmente sorprende. — Explicó Ichijo cuando Kaname le comentó lo inesperado de su tranquila reacción.
La cena fue amena; risas, charlas, alguna que otra pelea de comida. El ambiente cargado de felicidad y amor hizo que Kaname se sintiera sobrecogido. Era increíble como las cosas cambiaban. Zero lo rodeo entre sus brazos y le dio un suave beso.
— Ya no estarás solo. Jamás. Esta es tu familia, tu hogar. — le dijo Zero con un increíble amor plazmado en la voz.
Kaname asintió, incapaz de hablar sin que su voz se quebrara. Tomó la mano de Zero entre las suyas y grabó a detalle la hermosa escena frente a él. Una escena digna de pintar. Su amada familia.
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Flor de Almendro
FanfictionYuuki lo había decidido: su hermano merecía una segunda oportunidad. Después de tantos años buscando una forma de hacerlo, la había encontrado y esperaba de todo corazón que su hermano pudiera ser feliz viviendo como humano y que lograra descongelar...