Pasó la página lentamente, como si estudiara el cambio de perspectiva del papel mientras lo hacía. En realidad no había leído nada de las ultimas 20 páginas pasadas.
Se había despertado con un dolor agudo en las sienes, y una extraña sensación en el pecho que lo mantenía alerta. Ciertamente podía culpar de su malestar al resfrío, pero en el fondo sabía que no era así.
Esos altos y bajos de humor ya lo estaban molestando. No le sorprendería si de un momento a otro le gritaba a alguien la primera estupidez que le cruzara la mente.
Masajeo el puente de su nariz, dejó el libro a un lado y se recostó en el diván. Su vista fija en el techo, perdida en los apliques doraros.
Las vigas expuestas le recordaron a una cabaña. Una cabaña acogedora y oscura. Aroma a madera, a vino, a pino...
— ¿Kaname? ¿Te irás?
— Gracias por acogerme en tu hogar. Es tiempo de que me marche.
— ¡Dejarás a ésta pobre anciana sola! —su risa era gangosa, afectada por la edad.
— Sabes perfectamente que no eres una anciana indefensa, Celia. —sonrió por el dramatismo de la menor.
—Tal vez, pero tu preparas un rico té.
— Julieth puede hacerlo.
— No es lo mismo.
Ambos permanecieron en silencio, disfrutando de la compañía del otro.
Una suave brisa cargada de aroma a lavanda, mecía sus cabellos.
Sacó su fiel compañera de su funda. La sostuvo entre sus manos; palpó los detalles; percibió su presencia y, finalmente, la entregó a Celia.
—Algún día encontrarás a alguien digno de usarla.
— Con el temperamento de Bloody Rose, dudo que sea pronto. — ella sonrió, acariciando con cariño la pistola de su muy preciado amigo. —Cuidaré de ella. La familia Cross, estará siempre de tu lado.
— Gracias. — tomó con delicadeza las manos ajenas. — No hagas nada imprudente.
— ¿Quién crees que soy?
— Cross Celia, experta en meterse en asuntos ajenos altamente peligrosos.
— He ganado excelentes amigos por eso. Tú eres la viva prueba.
— ¿Kaname?
Parpadeó confundido.
— Kaname.
Volteo la cabeza en dirección a la voz. Zero le miraba preocupado; tal vez, incluso, algo perturbado.
— ¿Estás bien?
Asintió lentamente. En realidad, estaba aturdido.
— Recordaste algo. — Zero se sentó en la mesita frente a él. — Ten. — le tendió una taza de, al parecer, té. Por su aroma reconoció un Earl Grey. — Seiren lo preparó.
— Gracias. — tomó la taza con las manos ligeramente temblorosas. — Zero...— se relamió los labios. — ¿Cómo obtuviste a Bloody Rose?
El peli plata contuvo el aliento. Sus ojos examinaron atentamente los contrarios; le pareció ver al antiguo Kuran.
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Flor de Almendro
FanficYuuki lo había decidido: su hermano merecía una segunda oportunidad. Después de tantos años buscando una forma de hacerlo, la había encontrado y esperaba de todo corazón que su hermano pudiera ser feliz viviendo como humano y que lograra descongelar...