Escena IV

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ELENA (Entrando): Perdone usted, señora... Hay un caballero que desea hablar al abogado...

NORA: Querrás decir al director del Banco.

ELENA: Si, señora, al director; pero, como está el doctor ahí dentro... no sabía...

KROGSTAD (Presentándose): Soy yo, señora. (Elena sale. Cristina se estremece, se turba y se vuelve hacia la ventana).

NORA (Adelantándose hacia él, turbada y a media voz): ¿Usted? ¿Qué sucede? ¿Qué tiene usted que decir a mi marido?

KROGSTAD: Deseo hablarle de asuntos relativos al Banco. Tengo allí un empleíto y he oído decir que su esposo va a ser nuestro jefe...

NORA: Es cierto.

KROGSTAD: Asuntos de negocios, señora, nada más que eso.

NORA: Entonces, tómese la molestia de entrar en el despacho. (Le saluda con indiferencia, cerrando la puerta del recibidor, y después se acerca a la chimenea).

La casa de muñecas - Henrik IbsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora