ESCENA IV

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RANK (Desde dentro): Soy yo, ¿puedo entrar un momento?

HELMER (Malhumorado): ¿Qué querrá ahora? Espera un poco. (Va a abrir). Vamos, es una atención de tu parte que no pases por nuestra puerta sin llamar.

RANK: Me pareció oír tu voz, y se me ha ocurrido entrar un momento. (Dirigiendo una ojeada en torno de él) He aquí el hogar familiar y amado. Ustedes disfrutan en su casa de paz y bienestar. ¡Que felices son!

HELMER: Pues tu también parecía que estabas en el baile muy a gusto.

RANK: Me divertía extraordinariamente. ¿Y por qué no? ¿Por qué no disfrutar de todo en la vida? Al menos mientras y hasta donde se pueda. El vino era exquisito...

HELMER: Sobre todo el champaña.

RANK: ¿Te fijaste tú también? Es increíble lo que he bebido.

NORA: Torvaldo ha tomado mucho champaña esta noche.

RANK: ¿De veras?

NORA: Si, y eso lo pone siempre tan divertido...

RANK: ¡Caramba! ¿Por qué no ha de pasarse bien la noche después de un día bien empleado?

HELMER: ¿Bien empleado? Hoy, por desgracia, no puedo decir eso.

RANK (Golpeándole en el hombro): Pues yo sí, ¿lo oyes?

NORA: Doctor Rank, usted ha debido estudiar hoy algún caso científico.

RANK: Precisamente.

HELMER: ¡Hombre, hombre; miren ustedes! ¡Norita hablando de casos científicos!

NORA: ¿Y se le puede felicitar por el resultado?

RANK: Sin duda alguna.

NORA: ¿Un éxito?

RANK: El mejor para el médico, lo mismo que para el enfermo: la incertidumbre.

NORA (Vivamente, dirigiéndole una mirad escudriñadora): ¿La certidumbre?

RANK: Una certidumbre absoluta. Después de eso, ¿no tenía derecho a pasar alegremente la velada?

NORA: Si, doctor.

HELMER: Opino lo mismo, siempre que no lo pagues mañana.

RANK: Todo se paga en la vida.

NORA: Doctor... a usted le deben gustar mucho las mascaras.

RANK: Si, cuando se ven muchos trajes estrambóticos.

NORA: ¿Y qué disfraz vamos a ponernos cuando nos vistamos de mascaras usted y yo?

HELMER: ¡Loca! ¡Pues ya está pensando en otro baile!

RANK: ¿Usted y yo? Le diré: usted irá de mascota.

HELMER: Bien, pero, a ver, un traje bonito de mascota.

RANK: Tu mujer puede presentarse tal y como la vemos todos los días.

HELMER: ¡Mucho! Pero, ¿y tú?, ¿tienes algún pensamiento respecto a tu disfraz?

RANK: Eso, amigo mío, ya es cosa resuelta.

HELMER: Veamos.

RANK: En el próximo baile de mascaras seré invisible.

HELMER: ¡Esa sí que es broma!

RANK: Hay un gran sombrero... ¿Has oído tu hablar de un sombrero que hace invisible a la persona? Se lo pone uno en la cabeza, y nadie lo ve.

HELMER (Reprimiendo la risa): Bien, bien, tienes razón.

RANK: Pero olvidaba por completo a que he venido. Helmer, dame un cigarro, uno de tus habanos negros.

HELMER: Con mucho gusto. (Le presenta la cigarrera).

NORA (Encendiendo una cerilla): Permítame que lo encienda.

RANK: ¡Gracias! (Nora acerca la cerilla y él lo enciende). Y ahora, ¡adiós!

HELMER: ¡Adiós, adiós, amigo mío!

NORA: Que descanse usted, doctor.

RANK: Gracias por el buen deseo.

NORA: Pues deséeme lo mismo.

RANK: ¿A usted? ¡Vaya! Puesto que usted lo quiere ¡Que duerma usted bien! Y gracias por el fuego. (Los saluda con un movimiento de cabeza y se va).

La casa de muñecas - Henrik IbsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora