Escena X

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NORA (Acercándose a la puerta de Helmer, abriéndola y mirando): ¡Torvaldo!

HELMER (Desde dentro): Vaya, al fin se puede entrar. Ven, Rank, vamos a ver... (Apareciendo). Pero ¿en qué quedamos?

NORA: ¿Qué, querido Torvaldo?

HELMER: Rank me había preparado para asistir a una gran exhibición del traje.

RANK (Apareciendo): Así lo había comprendido; pero, por lo visto, me he engañado.

NORA: Medio a medio. Hasta mañana nadie me verá con todas mis galas.

HELMER: ¡Que mala cara tienes, Nora! ¿Es que te has fatigado ensayando el baile?

NORA: No, no he ensayado todavía.

HELMER: Pues no habrá más remedio.

NORA: Si, Torvaldo, es indispensable; pero no puedo dar un paso sin ti. Lo he olvidado por completo.

HELMER: Bien, te ayudaremos.

NORA: ¿Si, verdad? Al fin vas a ocuparte de mí, Torvaldo. ¿Me lo prometes? Estoy tan intranquila. Esa reunión... ¡Nada de negocios esta noche, nada de letras! ¿Eh? ¿Quieres?

HELMER: Te lo prometo. Esta noche estoy a tu disposición... atolondradilla. ¡Ah! Es verdad. Primero tengo que ver una cosa. (Se dirige hacia la puerta del vestíbulo).

NORA: ¿Qué vas a hacer?

HELMER: A ver si han llegado cartas.

NORA: No, Torvaldo, no vayas.

HELMER: ¿Por qué?

NORA: Te lo suplico, Torvaldo... no hay.

HELMER: Déjame que lo vea. (Da un paso hacia la puerta. Nora se sienta al piano y empieza a tocar la tarantela).

HELMER (Deteniéndose para escuchar a Nora): ¡Ah!

NORA: No podré bailar mañana, si no ensayo hoy contigo.

HELMER (Acercándose a Nora): ¿De veras tienes tanto miedo, Norita?

NORA: ¡Ay, si!, ¡un miedo terrible! Vamos a ensayar ahora mismo; todavía tenemos tiempo antes de sentarnos a la mesa. Ponte ahí, querido Torvaldo, y toca. Corrígeme, dame consejos, como acostumbras.

HELMER: Puesto que lo deseas, vamos allá. (Se sienta al piano).

NORA (Abre una caja; saca una pandereta y un chal de varios colores; da un brinco y se sitúa en el centro de la escena): ¡Ya!, ¡toca! Voy a bailar. (Helmer toca; Nora baila; Rank permanece detrás de Helmer, contemplando a Nora).

HELMER (Tocando): Despacio, despacio.

NORA: Imposible.

HELMER: Menos precipitación.

NORA: Es precisamente lo que hace falta.

HELMER: ¡Eso no va bien!

NORA (Riendo y agitando la pandereta): ¿Qué te decía yo?

RANK: Permíteme que me siente al piano.

HELMER (Levantándose): Con mucho gusto, así podre dirigirla mejor. (Rank se sienta al piano y toca. Nora baila de una manera más desatentada cada vez. Helmer, colocado cerca de la chimenea, le dirige de vez en cuando una observación que ella para no oír. Se le suelta el cabello, cayéndole por la espalda; no lo advierte y sigue bailando. Entra Cristina).

La casa de muñecas - Henrik IbsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora