Escena IX

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NORA: ¡Que caritas tan animadas y tan frescas tienen! ¡Qué mejillas tan sonrosadas! Parecen manzanas y rosas. (Todos los niños le hablan a la vez hasta el fin de la escena). ¿Se divirtieron mucho? Muy bien. ¡Anda! ¿Con que tú has tirado del trineo llevando a Emmy y a Bob? ¿Es posible? ¡A los dos! ¡Ah! Eres un valiente, Iván... ¡Oh! Déjamela un momento, Mariana. ¡Muñequita mía! (Toma a la niña menor y baila con ella). Si, si, mamá va a bailar con Bob también. ¿Cómo? ¿Han hecho bolas de nieve? ¡Oh! ¡Lo que hubiera dado por estar a su lado! No, déjame, Mariana. Voy a desvestirlos yo. Déjame, mujer. ¡Si es tan divertido! Entra ahí entretanto. Tienes cara de frio. En la cocina hay café caliente para ti. (Mariana se va por la puerta de la izquierda. Nora despoja a los niños de los abrigos y de los sombreros, que va dejando desparramados. Los niños siguen hablando). ¡Imposible! ¿Qué ha corrido detrás de ustedes un perrazo? Pero no mordía. No, los perros no muerden a los muñequitos preciosos como ustedes. ¡Eh! ¡Iván, cuidado con mirar los paquetes! No, no, que tienen dentro una cosa mala. ¿Qué? ¿Quieren jugar? Que se esconda primero Bob. ¿Yo? ¡Bueno, pues yo! (Nora y los niños se ponen a jugar, gritando y riendo. Al fin Nora se esconde debajo de la mesa. Llegan los niños a todo correr, y la buscan sin poder encontrarla; pero oyen su risa ahogada, se precipitan hacia el velador, levantan el tapete, y la descubren. Gritos de alegría. Nora sale a gatas, como para asustarlos. Nueva explosión de júbilo. Mientras tanto, han llamado sin que nadie responda. Se entreabre la puerta y aparece Krogstad. Espera un momento. El juego continua).

La casa de muñecas - Henrik IbsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora