Cambios

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Capítulo 32

NIKKI (P.D.V)

Han pasado casi dos meses, casi dos meses desde que llegamos a California. Casi dos meses desde que conocimos a nuestras misiones: casi dos meses desde que nuestro jodido mundo perfecto se vino abajo.

Antes eramos solamente siete chicos a los que habían secuestrado y enseñado a matar, habíamos sido entrenados para combatir, éramos los mejores a la hora de montar armas y dispararlas, éramos los mejores construyéndo bombas y desactivándolas en tiempo récord. Éramos unos monstruos que no tenían sentimientos.

Ahora todo había cambiado.

Ahora éramos siete chicos que se hacían pasar por hermanos ante un instituto público en California del Norte, ahora éramos siete chicos de los cuáles ya no quedaba nada de su antigua vida, ahora una de nosotros había caído completamente enamorada de su misión, otra de nosotros había vuelto su corazón completamente de hielo y se había alejado lo más que podía de la única persona que podía deshielarlo, ahora uno de nosotros se había convertido en un ser irreconocible para todos nosotros, ahora yo era una persona que tenía consiencia. ¿Ven como hemos cambiado?

- Buenos días -Dijo Kevin cuando se sentó delante de mi con su imperturbable sonrisa.

- Buenos días -Respondí de manera mecánica mientras miraba fijamente mis uñas. 

- ¿Vistes el partido del sábado? -Rápidamente alejó su atención de mi y la centró en Maikel, el cual estaba sentado a mi lado como siempre.

Otro de los que habían cambiado, Maikel. Era él quien más asco le tenía a todo esto, ahora.. ahora es prácticamente el mejor amigo de su misión, al igual que de mi misión, Eidan. Ahora Maikel era una persona completamente irreconocible, se había presentado para las pruebas del equipo de fútbol y había entrado. Poco a poco estaba escalándo en la sociedad del instituto. Todas las animadoras babeaban por él ..¿y lo raro? él estaba encantado.

- Buenos días -Oír su voz provocó que levantáse rápidamente la cabeza. Y ahí estaba como todas las mañanas desde que lo había conocido, con sus increíbles ojos azules-verdosos mirándome fijamente y con una sonrisa de oreja a oreja y como siempre desde que había matado a su padre, me resultaba prácticamente imposible mirarle a los ojos.

- Buenos días -Conseguí mostrar una sonrisa tensa antes de volver a bajar la vista hasta mis uñas.

Había destrozado a los hermanos McGregor, los había hundido en la miseria cuando apreté el gatillo contra aquel hombre. Habían estado una semana sin venir a clase debido a que habían viajado a Washington para ir a reconocer el cadáver que habían encontrado en una casa abandonada. De eso hacía dos meses. Dos meses en los que despertaba debido a las pesadillas. Dos meses en los que no había podido dormir bien.

Maldita consiencia.

- ¿Cómo te encuentras? -Preguntó ignorándo que lo ignoraba, como siempre hacía. 

- Presta atención a la clase -El profesor había entrado y lo estaba mirándo fijamente.

- Es mejor prestarte atención a ti -Sin mirarlo sabía que estaba sonriendo. Levanté la vista y la clavé en su boca. Esa boca que no había vuelto a besar desde la noche en el parque de atracciones, y sabía, por mi propio bien y por el suyo, que no debía volver a hacerlo.

- Señor Eidan, gírese -Eidan me sonrió ampliamente y luego de guiñarme un ojo, se giró.

Vi a Maikel mirándome por el rabillo del ojo y decidí ignorarle, como había estado haciéndo últimamente. Algo que yo jamás había hecho. 

Los Romanov #1:RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora