Capitulo 20

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Demonio Sexy

Matthew

Estar lejos de Brina hoy y fingir que no anhelaba acariciar sus mejillas, pasar mis dedos por las hebras de sus cabellos o besarla, esos tiernos besos que te roban el aliento y te hacen desear más. Es duro ver como se burlan de ella todos por su interpretación de una becada pobre. Saber que por apariencias fui parte de ello mucho tiempo me hace sentir completamente estúpido. Pensar que al principio también intenté molestarla me hace saber lo idiota que he sido durante tantos años, pero ver su entereza y que a pesar de que me ha dicho lo mucho que le duelen algunos comentarios no lo demuestra, es una chica fuerte y la admiro por ello, aunque también sé que su desafío más grande aún no ha llegado, sigue ocultando sus ojos del mundo, incluso de mí.

Toda la tarde ha estado con su amiga y poco he podido hacer para acercarme y conversar, pero eso me ha dado tiempo para pensar lo que quiero hacer con mi vida, lo que voy a hacer en el instituto y también lo próximo a hacer con mi padre.

Si Brina pudo ser valiente y enfrentarlo por mí, yo también puedo serlo por mi madre y por mi futuro, no dejaré que siga humillándonos y maltratandonos como si fuéramos trapos sucios, mi madre siempre ha sido valiosa y yo debo convertirme en un hombre de verdad para merecer el amor de una chica fuerte y admirable como Brina.

Salgo de la habitación con ganas de tomar un poco de agua, me dirijo a paso lento a la cocina y me sirvo lo que deseo, los Rizzo realmente han sido muy amables con nosotros y nos han tratado como parte de la familia, a pesar de tener mucho dinero no son como la mayoría de los que conozco, tienen grandes valores, son humildes, son excelentes personas.

Me siento en un sofá mientras bebo el agua, con tanto silencio no es difícil escuchar cualquier sonido, aunque sea leve, por eso escucho con facilidad los pasos de alguien bajando las escaleras, me quedo callado mientras observo a Brina aparecer con un pijama rosado y sus típicas pantuflas con forma de vaca. La sigo con la mirada cuando va a la cocina y se sirve un vaso de leche y se lo toma con gran rapidez ocasionando que le dé hipo, la imagen es tan graciosa que suelto una pequeña risa.

— ¿Quién está ahí? — pregunta con cautela mientras agarra lo primero que encuentra.

Me levanto del sofá y camino agachado hasta la cocina, por la oscuridad no es tan fácil que me descubra, desafortunadamente me golpeo el pie con algo y suelto un pequeño quejido.

— ¿Ángelo eres tú? no es gracioso— ella sale de la cocina y queda junto a mí, en el momento en que me levanto ella enciende la luz y un objeto de plata queda muy cerca de mi cara.

— ¿Qué exactamente planeas hacer con una cuchara? — ella me mira estupefacta, pero tiene algo diferente que no sé qué es.

—Ca... Casi m....me ma... Matas del susto— su tartamudeo me hace reír, pero la cuchara sigue demasiado cerca de mi cara, elevo una ceja —para tu información con una cuchara puedo sacarte un ojo si uso el ángulo adecuado.

—Tendré en cuenta no acercarme mucho cuando tengas una de esas en la mano— ella sonríe y finalmente baja la cuchara y la coloca en la barra que separa la cocina de la sala de estar.

— ¿Qué hacías aquí tan tarde y a oscuras? — me pregunta acercándose a mí.

— Tenía sed y vine a tomar agua, entonces apareciste tú y quise hacer de gracioso, pero casi termino sin un ojo— ella se ríe. Hablando de ojos, me doy cuenta qué era eso diferente, Brina no está usando sus lentes de contacto, sino que sus ojos de color carmesí están allí mirándome con calidez.

— ¿Por qué me miras así? — me pregunta y yo recuerdo la primera vez que vi sus ojos, esta vez tomo medidas preventivas para asegurarme de que no va a poder huir de mí.

Tenías Que Ser Tú (Amor I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora