Capítulo 1

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Un nuevo comienzo

Brina

Llego a mi casa después de un feo día en la preparatoria, siempre es lo mismo, todos se burlan o me hieren con comentarios horribles, nadie quiere ser mi amigo o por lo menos no un amigo sincero, todos saben que mi familia es poderosa y adinerada, es por eso por lo que llegan como buitres buscando el beneficio propio, en resumen, se puede decir que es una preparatoria de mierda.

Mi padre debe estar trabajando igual que siempre, mi madre está en la cocina intentando preparar una receta nueva (que seguramente saldrá muy mal) y mi hermano está en la sala de estar viendo alguna tontería en el televisor, esa es nuestra rutina de lunes a jueves.

Me dirijo a mi habitación y me dejo caer en la cama, miro el techo donde están pegadas un montón de estrellas que brillan en la oscuridad, siempre me ha gustado la vista de un cielo nocturno, me da paz y en este momento es lo que más necesito. Me siento tan cansada emocional y físicamente, a veces solo quiero rendirme y no volver más a la preparatoria o pedirles a mis padres que me cambien otra, aunque según mi historial aquí en Roma sería otra vez lo mismo, pero en una preparatoria diferente; nada cambiaría realmente y además eso sería darles la victoria totalmente a los que me hacen la vida imposible y no pienso ni quiero hacer eso. Me consuela el hecho de que ya solo me faltan poco menos de dos años para ir a la universidad y podría escoger una que esté bien lejos de aquí: Estados Unidos sería una magnífica opción, la mejor para mí.

—¿Brina? — dice mi madre golpeando la puerta de mi habitación.

—Pasa, mamá.

—¿Cómo te fue hoy? — pregunta acercándose a la cama.

—Bien— respondo sin despegar mi mirada del techo y aunque ella sabe que miento, no presiona, no pregunta y yo la amo por eso.

—La cena ya está lista, vamos a comer— me agarra un pie y tira con fuerza logrando sacar casi todo mi cuerpo de la cama.

—Mamá, ¿Alguna vez dejarás de hacer eso? — pregunto mirándola con una pequeña sonrisa, la primera del día.

—Jamás, es nuestra pequeña tradición— responde caminando hacia la puerta mientras ríe.

Bajamos juntas y al llegar al comedor mi hermano ya está sentado a la mesa, hay varios platos con cosas que no se sabe bien lo que son y hago una mueca.

—Saben mejor de lo que se ven— dice mi madre antes de que mi hermano o yo digamos algo, así que, dándole el beneficio de la duda, nos acomodamos y procedemos a probar lo que sea que mi madre preparó.

—¡Mentiste!, esto sabe horrible mami— ella asiente de acuerdo conmigo.

Mi hermano se levanta haciendo una mueca y coge su móvil.

—¿Pedimos una pizza? — pregunta sonriente.

—Que sea tropical para mí, por favor— le digo levantándome y dirigiéndome al sofá para colocar alguna película mientras mi madre recoge todo lo de la mesa y guarda la comida para dársela al perro del vecino —mamá algún día envenenará al pobre perro— le digo a mi hermano y él me da la razón.

La pizza llega media hora después y los tres nos sentamos en la alfombra para empezar a comer; lo hacemos de forma tranquila y conversamos en el proceso.

—Tengo una noticia que darles— dice mi madre con expresión seria y mi hermano y yo la observamos preocupados instándole a continuar, esperando que dicha noticia no sea mala o grave —hace un par de días a Alessandro le ha surgido la posibilidad de ir a fundar otra sede para la empresa en Los Ángeles, pero él quiere que todos vayamos a vivir allí con él, queremos saber qué piensan ustedes al respecto— absorbo la información como si fuera una esponja y mi cabeza empieza poco a poco a formular mil y un planes, mi mundo se ilumina con la noticia porque al final no tendré que esperar dos años para poder empezar una nueva vida, esta es mi oportunidad.

—Me parece increíble, es demasiado perfecto, estoy tan feliz que podría correr a empacar ya mismo— digo completamente eufórica, pero parte de mi felicidad se evapora al ver la expresión de mi hermano.

—No me agrada la idea de irme y dejar a mis amigos aquí, pero supongo que me hace feliz poder vivir y conocer un lugar como Los Ángeles— sé que lo hace por mí, no por conocer.

Mi hermano a diferencia de mí no tiene que cargar con lo que hemos decidido llamar "la particularidad familiar" así que ha sido más fácil para él hacer vida social, incluso ha conseguido amigos verdaderos; es por ello por lo que la idea de irse no le hace tanta gracia como a mí; y aún así está dispuesto a abandonarlo todo por mí, es el mejor hermano del mundo.

—Su padre va a estar muy feliz cuando le diga que están de acuerdo, yo estoy muy dichosa de verte tan feliz Brina, hace mucho que no te veía una sonrisa tan grande— mi madre me abraza con fuerza y mis ojos se encharcan porque tiene razón, hacía mucho tiempo no me sentía tan feliz, tan llena de posibilidades, tan esperanzada. Al final hablamos un poco más de la idea de irnos y luego terminamos de comer la pizza.

En la noche casi no soy capaz de conciliar el sueño, la emoción de saber que pronto me iré de aquí y podré comenzar algo nuevo me quita completamente las ganas de dormir, empiezo a hacer planes mentales de todo lo que debo hacer para poder llegar a Los Ángeles siendo alguien normal o por lo menos intentar serlo.

Mientras pasa el tiempo y el día de la mudanza se acerca, emprendo la ejecución de mi plan: voy a una óptica y compro algunos pares de lentes de contacto de colores negros y cafés que son los que mejor ocultan "la particularidad familiar", hablo con mis padres sobre lo que quiero para mi vida en la nueva ciudad, como por ejemplo mi negativa a que las personas sepan que soy la hija de la familia Rizzo y de uno de los empresarios más adinerados del mundo; acordamos que lo vamos a mantener como un secreto familiar hasta que yo decida lo contrario. Por supuesto también ocupo parte de mi tiempo empacando mis maletas y las cosas que son importantes para mí.

El día de la mudanza llega y pronto mi familia y yo estamos abandonando Roma: la ciudad de nuestra infancia, la ciudad de los sueños de mamá y la ciudad de mis pesadillas; para dirigirnos a Los Ángeles.

En este momento vamos en el nuevo auto de papá camino a nuestro nuevo hogar, llevo puestos mis lentes de contacto color café, los cuales resultaron ser mis favoritos ya que además de ocultar mi color de ojos real, hacen que resalten de una forma bonita y casual; mi hermano no ha dejado de hablar por celular con sus amigos desde que aterrizamos, mientras que yo observo por la ventana del coche el lindo y nuevo paisaje que me rodea.

Los Ángeles es una ciudad bastante hermosa, tiene un clima cálido que me sienta de maravilla ya que yo detesto el frío por el hecho de que siempre termino siendo la mejor representación de Rodolfo el reno, según internet hay muchos lugares a los que ir y demasiada gente que me ayudará a pasar desapercibida, Todo eso sin contar que es la ciudad de las "estrellas".

Llegamos a un barrio bastante elegante, todas las casas son preciosas y tienen estructuras modernas con jardines hermosos; el auto de papá se detiene frente a una gran reja de metal e ingresa una clave en un monitor al costado de la misma, la reja se abre y empezamos a transitar por un camino hasta llegar a una casa de tres plantas: tiene unas gradas en mármol que te llevan a la puerta principal la cual está adornada por dos columnas de estilo griego, lo cual hace que yo salte de emoción en mi asiento; me encanta la cultura griega y todo lo referente a Grecia, mi padre lo sabe y me sonríe por el retrovisor.

Mi padre y mi hermano bajan del auto y se encargan de bajar las maletas y muy pronto un hombre y una mujer salen de la casa a recibirnos.

—Bienvenidos señores Rizzo— saluda la mujer, es un poco rellenita, tiene el cabello castaño recogido en una coleta alta, parece tener unos 45 o 50 años, es de tez canela y parece ser una mujer muy amable.

—Muchas gracias, Emma— dice mi papá.

El hombre saluda con una voz ronca y luego procede a llevar las maletas a la casa, es un hombre muy corpulento y parece tener un carácter tosco, pero pronto sonríe y todo eso se esfuma. Dudo al bajar del auto, jamás me sentí tan cerca de explorar todas mis posibilidades y el sentimiento me abruma, pero mi hermano me habla por la ventanilla y me anima hasta que finalmente lo hago y camino hacia la casa con solo un pensamiento: este es mi nuevo comienzo.

Tenías Que Ser Tú (Amor I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora