Capítulo Especial

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Buscando Los Motivos

Ángelo

Me siento incompleto.

Ese es el primer pensamiento que se me viene a la cabeza cuando entro en mi auto al salir del instituto. Sin mi hermana cerca de mí, nada es igual.

Ya han pasado tres semanas desde que Brina se fue a Italia. No sé nada de ella desde que se despidió susurrando en la puerta de mi habitación. Realmente pensé que solo se iría por un par de días o una semana máximo, pero con el correr de los días he empezado a desesperarme.

Muchas personas pensarán que es una tontería, pero es mi hermanita y como solo nos llevamos un año de diferencia hemos crecido como si fuéramos gemelos, nunca nos ha tocado separarnos más de un par de horas y en este momento llevar más de 20 días sin verla y sin saber nada de ella me está matando emocionalmente y también me tiene completamente desconcentrado como me dijo Thara más temprano.

*Flashback*

Salgo del salón rápidamente sin ánimos de que Matthew pueda llegar hasta mí a preguntarme por Brina. Primero porque no quiero hablar con él hasta que mi hermana me explique qué rayos sucedió entre los dos y segundo porque ni yo mismo sé que anda pasando con mi hermana en las últimas semanas. Voy tan perdido en mis cavilaciones que me choco con alguien en el pasillo y agradezco mis reflejos de deportista cuando alcanzo a tomar a la chica con la que choqué para que no caiga al suelo.

—Lo lamento mucho, estaba distraído— le digo a la chica desconocida.

—No te preocupes Ángel, estoy bien ya que me has atrapado justo a tiempo— dice mirándome a través de sus pestañas de forma coqueta, ¿Ángel?, parece que desde que soy el capitán del equipo de Fútbol todo el mundo me conoce, pero es la primera vez que alguien me dice Ángel.

—Me alegra que estés bien, ahora debo marcharme—... dejo las palabras en el aire porque no sé su nombre.

—Leila, mi nombre es Leila Brown.

—Bueno es un placer, mi nombre es Ángelo Rizzo, pero seguro que eso ya lo sabes— le guiño un ojo —ahora debo irme.

—Adiós, ha sido un placer chocar contigo— dice con una risita mientras me alejo de ella, la chica en cuestión es agradable, pero es muy coqueta y justo ahora mis pensamientos están en otras dos mujeres. La primera es mi hermana y la segunda una morena hermosa llamada Thara que justo en este momento está apoyada en su casillero mirándome con el ceño fruncido y la boca torcida en una mueca.

—Hola, preciosa— La saludo con una sonrisa.

—Hola.

— ¿Cómo estás, hermosa? — Mi voz suena melosa pero también deja ver el rastro de diversión que siento.

—Bien, pero ya me marcharé de aquí antes de que te devoren y me maten con la mirada— hace una seña y yo me volteo. Efectivamente Leila me está mirando como si fuera un sabroso banquete y a Thara como si fuera su mayor rival.

—Esa chica es demasiado coqueta, pero este bufete por ahora está restringido, así que deja esos celos y vamos un rato a la cancha.

— ¿Celos?, yo no sé qué es eso — dice de forma burlona, pero empieza a avanzar hacia la cancha de fútbol.

Cuando llegamos a la cancha, nos dirigimos a las gradas y nos sentamos, en la soledad del lugar me recuesto en la grada y cierro los ojos.

— ¿En qué estabas pensando cuándo has chocado con Leila? — empieza a acariciar mi cabello de manera lenta y constante.

Tenías Que Ser Tú (Amor I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora