Capítulo 29

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Italia y La Tía Lionetta

Brina

Tres semanas sin verlos.

Extraño a mi familia como nunca, pero aún no estoy lista para regresar, aún me duele pensar en Matthew y ni digamos de verlo, es horrible la sensación.

No he hablado con mi familia durante este tiempo porque sé que tienen preguntas y yo no estoy preparada para responderlas, hay varias de esas preguntas a las cuales no tengo respuesta.

Toda esta situación no está resultando fácil ni para mí, ni para mi familia. Mi tía Lionetta me mantiene bien informada de lo que está pasando por casa, pero también se ha encargado de hacer mis días menos dolorosos: vamos de compras, al spa, a una pizzería que queda a dos calles de su casa que es genial, hemos ido al estadio antiguo y a otras muchas partes de Roma que aunque yo ya las había visitado muchas veces antes de marcharnos, ahora las siento extrañas y esa sensación es un alivio para mí, me ha servido para darme cuenta que yo no pertenezco a Italia aunque nací y me crie aquí, mi hogar muy está lejos, en Los Ángeles.

Voy con mi tía de camino a un nuevo spa que ofrece un montón de servicios que mi tía me explicó pero que yo estaba muy poco interesada en escuchar, lo típico.

—¿Me estás escuchando? — pregunta mi tía deteniéndose.

—Por supuesto... Que no— digo con una medio sonrisa.

—Ti colpirei se non ti amassi così tanto— dice con una mezcla de cabreo y humor.

—Non colpirei perché sono più forte di te— digo riéndome

—No me retes— ríe también.

— ¿Qué me estabas diciendo? — pregunto haciendo ojitos.

— ¿Qué sí ya tienes vestido para salir esta noche o vamos por uno nuevo? — se refiere a la fiesta a la que su hijo Fabriccio me invitó, no quiero ir, pero tampoco podía rechazar su invitación.

—Creo que sí— digo pensando en la ropa que hemos comprado en los últimos días.

—Con tu respuesta, ya sé que no — saca su celular y escribe algo, luego vuelve a guardarlo — después de salir del spa te llevaré a un lugar especial para comprar un buen vestido.

—No es necesario, tía— sé qué no tengo oportunidad, pero no pierdo nada con intentarlo.

— ¿De qué nos sirve ser millonarias si no podemos gastar ese dinero? — me dice con pose de diva.

—Yo no soy millonaria— digo riendo.

—Claro que lo eres, tu padre ha trabajado duro en la empresa no para él, sino para ti y tu hermano, si hay algo que mi hermano ha querido, es darles todo lo que él no tuvo de joven, quiere verlos bien, vuestra vida profesional depende de ustedes, pero él quiere que tengan ese colchón económico por si acaso, así que sí, eres igual de millonaria que tu padre.

—Tengo unos padres increíbles ¿Verdad?

—Así es, ahora dejemos de hablar y empecemos a disfrutar que ya hemos llegado a nuestro paraíso personal.

Me doy la vuelta y veo una especie de casa blanca en miniatura y un letrero grande que dice "il tuo paradiso", en cuanto entramos me doy cuenta porqué.

Todo a mi alrededor es hermoso, paredes claras con pinturas que inspiran paz y tranquilidad, pisos de mármol pulido, pequeñas fuentes de agua esparcidas aquí y allá, todo a mi alrededor puede llamarse paraíso porque la palabra le queda perfecta.

Mi tía ya tiene todo planeado así que cuando nos anuncia a la señorita de recepción no tardan en aparecer dos mujeres hermosas para llevarnos a nuestro tour de relajación.

Tenías Que Ser Tú (Amor I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora