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En cada recuerdo de Zoe, estaba junto a Él. Eran tan perfectos, bellos, sabía que la había salvado de una manera que jamás podría comprender. Sabía que él la amaba de una forma que jamás podría sentir.
Nunca entenderé porqué siempre ha estado él, porqué los recuerdos con sus amigos, o su día a día, los olvidaba. Era vivir en una bruma que tenía nombre.
Azael.
Mis labios se abren sin que yo pueda impedirlo, la parte razonable de mí, grita de horror al no poder controlar mi propio cuerpo, como una fuerza superior a mí. Como si alguien quisiera tomar lugar, tomar un lugar que no le pertenece. El beso entre nosotros se profundiza, y la calidez llega a mi sistema como un pecado que hacía demasiado tiempo que no cometía.
Soy consciente cuando mi mano se eleva hacia su rostro, y acaricia su mejilla con suavidad, ternura. Algo dentro en mi interior se rompe, como si estuviera destrozando algo más profundo que lo físico. Siento mi alma siendo succionada por una oscuridad que me hiere, mientras esa parte muerta, toma el control.
Jamás creí que algo así podría ocurrir, siempre consideré que Zoe ya no estaba en este mundo, pero había algo de ella en mí, que quería resurgir, como si se negara a partir, y Azael se lo estaba permitiendo.
-Cariño...-es mi voz la que sale de mis labios, y son mis ojos los que lloran, es mi piel la que ruega ser tocada por él, quien está ahora a centímetros de mi rostro, quien me mira con aquellos ojos azules oscuros.
-¿Por qué lo hiciste?-pregunta, el sufrimiento, el amor, llega hasta mis oídos, mientras su mano vuela a mi cabello, lo cepilla con una suavidad que nunca creí que sería capaz de salir de alguien como él-¿Cómo pudiste mantenerte...?
-Nunca te pedí perdón, me mantuve aquí, entre las tinieblas, porque sabía que tú me despertarías, como el beso del príncipe, ¿recuerdas? Lamento haber provocado todo esto, y ahora necesito que me dejes descansar en paz, quiero que deshagas mis recuerdos-la súplica que no comprendo se hace presente-Tal vez ella no pueda volver, pero ya no quiero atormentarla, yo ya viví... yo te conocí, y amé, es lo único que necesité.
