Azael | 1 | Completa

XX

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Cuando la oscuridad se disolvió por un instante, su mirada me estaba esperando. No entendía lo que había pasado, y aun cuando intentaba repetir aquella conversación de esas voces que no reconocía, no podía. Mi mente había quedado completamente en blanco, mientras me escondía, me resguardaba en el azul de sus ojos. La angustia por no entender lo que me pasaba y lo que ocurría alrededor, era ya imposible de sobrellevar. Nunca entendía nada, y todo simplemente empeoraba.

Aquellas manos que sostenían las mías, las cuales no paraban de temblar, trataban de reconfortarme, de llevarle un poco de calidez a mi corazón.

-¿Qué ocurre?-su voz palpitaba en mis oídos y mi mente, en medio del vacío inquebrantable. Una de sus manos abandonó su agarre en mí, y subió hasta que llegó a mi rostro en una suave caricia. Sentía que el suelo bajo mis pies temblaba en cada respiración que daba, y el nudo en mi garganta permanecía con pesadez. Miré a Azael, aunque no podía entenderme, le rogaba en silencio que me salvase, pero sabía que era imposible. No había solución, no había respuesta ni lógica a lo que me ocurría.

-Lo siento, yo, n-no estoy segura-susurré. Negó, confundido. Sus brazos volvieron a rodearme, me dirigió hasta chocar con su pecho. Cerré los ojos, tomé su aroma para calmarme un vez más. <<Rose, habla con Rose>> El primer pensamiento que cruzó en mi mente fue el nombre de ella. Rose. Rose, ella había hablado con Ethan-Rose...

-¿Qué?

-N-necesito hablar con Rose, ella habló con Ethan, ¿verdad?-dije automáticamente, las ideas que surgieron en mi mente de manera imprevista, comenzaron a unirse una con otras rápidamente.

-Sí, ella dijo que podíamos encontrarla en la ciudad, donde era su hogar, pero es demasiado peligroso, y no tiene sentido.

-No, necesito verla-dije, alejándome de él-Yo...-no estaba segura de porqué tenía su nombre repitiéndose en mi cabeza una y otra vez, pero la necesitaba, después de todo, ella me había traído aquí, ella siempre había estado en mi presente y los recuerdos. Por alguna confusa razón yo había llegado aquí y ella sabía porqué. Sorbí mi nariz, mientras limpiaba mi rostro lleno de lágrimas.

Azael me observó, sus ojos recorrieron cada centímetro de mi rostro-Bien-dijo finalmente, su postura había cambiado, sus pensamientos iban a mil en su cabeza, de eso estaba segura-Luego...

-Realmente quiero verla lo antes posible-no podía pedirle que me llevase cuando los demás estaban perdidos y Victoria estaba herida, ni siquiera sabía si yo iba a poder aguantar tanto tiempo en pie, mucho menos caminar hasta esa ciudad que estaba a horas, pero me era inevitable esa angustia y desesperación que me provocaba el postergado siquiera unos días.

Tenía un mal presentimiento.

Luego de varias horas, descansando, pensando, hablando junto a Ethan y Victoria, decidimos prepararnos para salir. Para cuando había pasado el tiempo suficiente como para poder marcharnos, las dudas nuevamente me abordaban, esos grandes demonios que me perseguían siempre. Pensaba, volvía a dudar, temía que una vez más estuviera precipitándome y arrastrando a todos conmigo porque tenía esa mínima esperanza de que Rose tuviera respuestas. Mi cabeza dolía más y más a medida que me adentraba en mis pensamientos, pero me obligaba a tomar una decisión, o al menos a seguir hacia delante y no estancarme.

-¿Pueden quedarse aquí un día solos? Volveremos lo antes posible-preguntó Azael mientras se colocaba la chaqueta verde militar. Me había sentado en unas de las sillas, junto con Victoria, ella intentado de convencernos de no partir tan abruptamente.