XI-II

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¿Irnos?

Antes de que pueda reaccionar, las personas que estaban a mi lado, me toman de los brazos y me incitan a pararme.

Un fuerte ruido, que en realidad son golpes, se comienzan a escuchar, y mi miraba cae en unas de las ventanas aseguradas con madera. Esta, tiembla con fuerza, como si algo empujara por entrar. Las hermanas tiran de mi cuerpo, obligándome a salir de mi habitación. Todos salimos corriendo, y no comprendo lo que ocurre, hasta que segundos después lo veo. Mi mirada, que se mantenía fija en aquella ventana, logra contemplarlo.

Las maderas se esparcen ante la repentina explosión, y las sombras aparecen.

-¡Vayan al bosque! ¡Corran!

Un viento helado corre por toda mi piel, y me tambaleo cuando gritos llegan a mis oídos.

Sino fuese porque me mantienen en pie, estoy segura de que estaría en el piso. No es el dolor físico lo que provoca aquella desesperación que empieza a recorrerme por dentro, son aquellas voces. Cierro los ojos, en el momento en que penetran en mi cabeza, y siento esos gritos de tortura, y enojo, como una voz más en mi mente.

《¡Ayúdanos! Danos un poco de ti.

¡Estamos sufriendo! ¡Déjanos vivir!

¡No, no! ¡No, no!》

El aliento se escapa de mis pulmones, y ya no puedo respirar.

¿Qué está sucediendo?

-¡No, no!-un grito agonizante se escapa de mis labios. Empujo con todo de mí, para separarme de aquellas personas. Caigo de bruces, pero rápidamente mis manos cubren mis oídos, sin embargo, las voces siguen en mi cabeza con tanta impotencia que siento que va a ser destrozada 《¡Déjanos! ¡Sálvanos! ¡Déjanos vivir en ti! ¡Ayúdanos!》-¡No, no! ¡Váyanse!-desesperada, golpeo mi cabeza, y araño mi piel, rogando porque se marchen, pero no lo hacen.

-¡Zoe!-a los lejos escucho mi nombre, pero no puedo concentrarme en ella, porque las demás me abordan, y me llevan a otro tipo de oscuridad. No es como Zoe, se siente peor. Es algo que va más allá, como no hubiese luz, como si la nada misma te absorbiera, sin siquiera dejar nada de ti más que oscuridad. Una oscuridad que no tiene fin.

Mis ojos se abren de par en par.

Tomo aire con desesperación, mi mano vuela hasta mi pecho, en un intento por tranquilizarme.

Lo primero que noto es que estoy empapada, y ya no hay sonido más que el viento.

Sin embargo, no puedo ver, y mis oídos duelen demasiado.

-Quédate quieta...-siento unas grandes manos empujar mi barbilla hacia arriba, y logro distinguir un pequeño destello de luz-Podrás ver en unos segundos, solo mantente quieta-una de sus manos se mueve hasta mi cintura, y me ayuda a apoyarme contra una superficie dura.

-¿Dónde...?

-Cállate-me corta Race cuando intento hablar-Será peor si hablas.

Sello mis labios ante sus palabras e ignoro el escozor en mi rostro, mientras pestañeo varias veces, viendo poco a poco mayor claridad. De mis ojos caen rastros de agua, y lágrimas que limpio con rapidez.

¿Qué acaba de pasar? ¿Qué ocurrió con los demás?

Tiemblo al entender que Zoe ya había pasado por aquello, porque una parte de mí, sintió cierta familiaridad, como si ya lo hubiese lo vivido; comprendo que seguramente habrá estado en algunos de los recuerdos de ella que ya no están.

Azael | 1 | Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora