Le prometió su lealtad a su amo, y desde aquel día no volvió a intentar escapar de él, aunque en ocasiones había pensado que debería de hacerlo ya que el tiempo pasaba y no habían noticias de su hermano, pero sabía que su dueño seguía buscándolo, y tal vez no era personalmente, pero había un hombre que hablaba cada vez cada vez con él, y en una de las conversaciones mientras les llevó el té escuchó el nombre de su hermano, y aunque su amo le había dicho que no le gustaba que escucharan sus conversaciones detrás de la puerta, lo hizo, escuchó como el hombre estaba buscando a Dae Kyun.
Había aprendido que debía de ser obediente si no quería ser castigado, así como que su amo fue benevolente con él cuando lo encerró en su habitación en lugar de azotarlo como había visto lo que pasó a otros esclavos, ya que estos recibieron tantos latigazos que cayeron en la inconsciencia, y todo se había debido a que fueron desobedientes, y él no quiso algo así para él, ni para Dae Kyun, por eso cada noche rezaba para que su hermano estuviera bien, porque los hombres que atacaron a su pueblo era capaces de dar ese tipo de castigo.
Taemin había esperado que para su cumpleaños número quince su hermano estuviera de regreso con él, pero debía de recordar que las cosas no eran como antes, porque no tuvo a nadie felicitándolo por seguir creciendo, ni a su hermano a su lado, y era todo lo que él pedía, porque cumpliría con su palabra, sería leal a su amo si por el resto de su vida.
Desde que llegó al castillo había estado completamente bajo el mando de su amo Min Ho, haciendo sólo cosas para él, como lo fue ensillar su caballo o incluso acompañarlo al pueblo, y aunque no era maltratado sabía muy cuál era su lugar, para lo que había llegado ahí, y eso era para servirle a su amo.
Algo que también aprendió a lo largo del tiempo que llevaba ahí, era que cuando las fiestas se organizaban en el castillo su presencia casi nunca era necesaria, porque su amo estaría tan ocupado atendiendo a los invitados que no le daría órdenes, y por eso, ese día, en el cumpleaños número diecinueve de Mi Ho, él lo ayudó a vestirse para que bajara a la fiesta que el marqués acostumbraba hacer en honor a su hijo, y después de eso él se convirtió en alguien libre porque no le fue pedido que ayudara al resto de la servidumbre.
Taemin por un momento muy pequeño se sintió libre al caminar por el jardín mientras todos estaban dentro del salón festejando del cumpleaños de su amo, luego se dirigió al establo, ya que se sentía algo curioso por el nuevo corcel que le fue regalado a Min Ho, con el cual parecía feliz y que a él no se le permitió acercarse, y según había escuchado de Tae Yeon y Jin Ki, el hijo de ésta, que todo se debía a que el animal era salvaje y que a su amo le gustaba ser él quien lo domara, que eso lo entretenía.
Él sabía que poco a poco fue cediendo frente a su dueño, aceptando su destino, como cuando había sentido que sus mejillas o cabello eran acariciados, y de alguna manera empezó a relacionarlo a que eso sucedía cuando él hacía un buen trabajo, aunque no hubiera palabras podía saberlo por la mirada que Min Ho le dedicaba, las cuales últimamente eran más seguidas, y que le hacían sentirse bien.
—Taemin.
El chico se sobresaltó al cuando escuchó su nombre, girándose para ver con un candelabro en la mano de Jin Ki, quien le sonrió al ver su reacción por ser descubierto queriendo acariciar el nuevo regalo del amo Min Ho.
—Mamá dijo que estaríais aquí.
—Yo...
—No le diré al amo —le sonrió —estaba buscándote.
Las cejas de Taemin se alzaron, mirando con interés al otro hombre, que sonrió al llegar junto a él, y extendió su mano hacia el caballo, viendo como éste retrocedía un poco negándose a ser tocado, y que Jin Ki por un momento lo comparó con Taemin, quien parecía tan lejanos a todos a pesar de vivir un año ahí, pero eso no lo detendría de lo que quería hablar con el joven.
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Prometo amarte.
FanfictionMin Ho había sido obligado a casarse por decreto del rey con la prima de éste, una mujer que había conocido en uno de los bailes reales y no pudo desobedecer la orden del rey, era algo casi imposible de hacer sin recibir un castigo, aunque no podía...