Capítulo 15.

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Taemin estuvo obligado a permanecer en cama varios días, y le sorprendió por todos los cuidados que Tae Yeon estaba teniendo con él, aunque la mujer siempre había sido buena, pero luego de su caída del caballo, ella parecía un poco más amorosa con él, como si lo hubiera acogido bajo su manto como un hijo, dándole una sensación de protección que le gustaba, le hacía sentirse seguro, incluso cuando Min Ho lo visitó para saber cómo estaba.

En un principio tuvo miedo de las visitas de su amo, pero éste no había intentado nada con él, bueno, a excepción de aquellos besos de despedida que dejaba sobre su frente y a los que él empezaba a acostumbrarse, y tal vez estaba confiando muy rápido en su amo, porque en el pasado ya creyó que no le haría nada malo, y lo había hecho, lo lastimó.

Cuando bajo instrucciones médicas pudo incorporarse otra vez a sus labores se sintió extraño, porque podía sentir como si su amo siguiera cuidando de él, ya que sus labores actuales sólo consistían en llevar la comida para Min Ho, y en algunas ocasiones ir con él al establo, sin embargo, su presencia ya no era requerida si Choi iba a salir del castillo.

Taemin estaba caminando por el jardín, ya le había ayudado a Tae Yeon en la cocina a pesar de que esa no era su obligación, pero su amo no había estado en el castillo durante tres días, según había escuchado que toda la familia estaba de visita en un pueblo cercano, pero él no había sido llevado, y quizás si el pensamiento de escapar siguiera presente ese sería el momento perfecto porque nadie le prestaba la suficiente atención como para notar que lo hizo, pero seguía pensando en su hermano, en que era mucho más fácil para su amo encontrarlo, aunque las esperanzas de que eso sucediera iban muriendo día a día, ya que había pasado más de un año desde que él llegó a ese castillo y Dae Kyung sin estar a su lado.

—¡Taemin! —escuchó la voz de Jin Ki.

El joven miró hacia atrás deteniendo sus pasos, y una pequeña sonrisa apareció en sus labios a pesar de que su relación con el hijo de Tae Yeon no era muy estrecha, en ese momento creía que podía ser agradable su compañía mientras caminaba por el jardín, claro, mientras éste no lo mirara como si estuviera esperando que cambiara de opinión con respecto a casarse con él.

—Jin Ki.

—¿Cómo estás? — se detuvo a su lado.

—Bien —continuó caminando.

Jin Ki observó como Taemin bajó su mirada al suelo, el chico parecía mucho más distante de él después de que le propusiera que se casara con él, pero no lo culpaba, no si creía que el amo Min Ho le había prohibido casarse, y él estaba dispuesto a esperarlo hasta que le fuera concedido ese derecho.

—Estaba... —lo pensó —caminado un poco, quería sentir el aire.

—Mi madre dijo que te saltaste la cena.

Taemin hizo una mueca, simplemente esa noche no tenía hambre, prefirió salir a caminar ya que repentinamente se sintió triste, o tal vez se debía a que estaba pensando mucho en su hermano y el creer que nunca iba a tenerlo a su lado otra vez le hizo sentirse de esa manera, pero lo único de que estaba seguro era que el sentir la brisa de la noche en su rostro, además del sonido de algunos animales le hizo sentirse tranquilo, y a pesar de que Jin Ki no era el compañero ideal para él, su presencia no le era molesta.

—No tenía hambre —dijo en voz baja.

—¿Te sientes mal? —el chico negó con la cabeza —¿extrañas al amo?

Taemin detuvo por completo sus pasos, la pregunta le había sorprendido, él no extrañaba a su amo, o de eso había intentado convencerse, aunque al pasar tanto tiempo a su alrededor empezaba a creer que sí, a pesar de que ahora podía sentirse sin temor de la cercanía de Min Ho, pero sus días alterados de Choi ahora se sentía como normal.

—Yo no...

—¡Taemin!

Taemin se giró viendo a Tae Yeon a pocos pasos de ellos, la mujer parecía un poco preocupada, aunque aquella expresión el chico no le prestó atención, sino a las palabras de la mujer que le decían que el amo estaba de regreso y que había preguntado por él, que lo esperaba en su alcoba, y sin siquiera despedirse de Jin Ki, se descubrió corriendo hacia la recámara de Min Ho.

Golpeó la puerta suavemente, escuchando como al otro lado le era concedido el permiso para entrar, y cuando lo hizo vio a su amo parado junto a la ventana, y por su expresión en el rostro no parecía feliz, sin embargo, eso no fue algo en lo que Taemin prestó atención.

—Buenas noches amo —saludó el chico bajando su mirada al suelo —¿me llamó?

—Sí.

Min Ho se acercó mirándolo, colocó un dedo debajo de su barbilla para hacer que Taemin lo mirara, quería saber si se alegraba de verlo, porque él sí lo hacía, incluso lo había estado observando desde la ventana, y encontrarlo junto a Jin Ki fue algo que le molestó, sin embargo, se obligó a tranquilizarse antes de pedirle a Tae Yeon que enviara al chico a su alcoba.

—Te extrañé.

Taemin se sintió desconcertado ante aquellas palabras, sin saber cómo debería de responder, ¿su amo quería escuchar que él también lo extrañó?, intentó contestarle, pero unos labios sobre los suyos no se lo permitieron, y sus manos se posaron en los brazos de Min Ho al principio intentándolo alejarlo de él, no sólo por la sorpresa, sin embargo, minutos después había dejado de luchar y se descubrió a sí mismo queriendo corresponder a ese beso, era como la tristeza que había estado sintiendo antes hubiese sido reemplazada con aquel beso, que le fue difícil de interpretar, porque tan sólo días atrás seguía temiéndole a su amo, pero ahora quería reclamar cuando lo sintió alejarse.

—Traje un regalo para ti —murmuró Min Ho.

Del bolsillo de su pantalón sacó un collar sencillo, como colgante tenía un ciervo tallado en madera, el cual le había llamado la atención en cuanto lo vio, a pesar de que él no conocía el significado que éste tenía, pero el hombre que se lo vendió había dicho que era una excelente elección, y cuando él lo tuvo en sus manos sólo había pensado en Taemin.

Min Ho le colocó el collar a Taemin, viendo al chico fruncir un poco el ceño cuando vio el tallado en el talismán, porque él a diferencia de su amo, conocía un poco acerca del significado del animal tallado, aunque lo primero que recordaba era que lo consideraban un animal de luz.

—¿Un ciervo? —murmuró viendo la madera, y después a su amo —gracias, mi Señor.

Taemin sabía que besar a su amo era un atrevimiento, pero no fue algo en lo que había estado pensando cuando se levantó sobre los dedos de sus pies y unió sus labios con los de Min Ho, sintiéndose inmediatamente correspondido por éste, y como sus manos se posaban en su espalda para acercarlo más. El chico había pensado en darle un beso corto, sin embargo, éste se volvió más profundo, sintiendo como Choi le pedía acceso a su boca, y el cual no se negó a darle, sintiendo como su corazón empezaba a latir un poco más rápido, y a pesar de lo sucedido semanas atrás, se sintió seguro, como si ese fuera el lugar al que correspondía, como había estado sintiéndose antes de que su amo lo lastimara.

Prometo amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora