Capítulo: 11

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La improvisación no era mi fuerte, y tener que actuar de lo más normalita ante la jefa no estaba saliendo del todo bien

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La improvisación no era mi fuerte, y tener que actuar de lo más normalita ante la jefa no estaba saliendo del todo bien. Lo mío no era callarme las cosas con gente que conozco, por más que yo reprimiera mis palabras, mi rostro y cuerpo demostraban mi molestia evidente con ella.

Es una descarada sin sentimientos...su corazón debe ser una sucia piedra.

Ok, sí, estoy muy molesta por lo que le hizo y y por lo que le hace a Rosy. Y actúo como cualquier amiga actuaria. Te metes con una te metes con todas, no sé el motivo, ni desde cuando está presente esa "ley" femenina, pero sé que así funciona, entre amigas nos protegemos, no importa quien seas.

Es bronca mezclada con decepción, yo la llegué a querer, a pesar de su malhumor, a pesar de su tosca y dura forma de ser...me siento traicionada, aunque no me afectó directamente a mí.

─Limpia eso, por favor ─es la bruja de mi jefa. ¿Por qué no se limpia el corazón?

─Ok, Patricia─ sí, soy tan infantil que cuando me enojo uso el nombre completo para dirigirme a la persona en cuestión.

─Bueno, ya─ cerró la puerta y quedamos aisladas ambas en la cocina─ ¿A ti qué carajo te pasa?

Ay ¿fui tan obvia? No puedo quedarme sin trabajo ahora...

─ ¿A mí?─ eso Deya, hazte la tonta.

─ No, al fantasma del Liberty, obvio a ti, niña tonta.

─A mí no me diga así, no me falte el respeto, que yo a usted le hablo bien y le trato bien...─aunque sea una bruja─ No me pasa nada.

─Oh, sí, claro señorita malhumorada...─nuestros ojos se cruzaron en un duelo de miradas, ella estaba furiosa también.

Su tono sarcástico y tosco hizo hervir mi sangre, tenía tantas cosas que decirle, me valía perder el trabajo, está señora me va a escuchar...

─Deya...te...buscan ─ mi amiga palideció al vernos a la jefa y a mi algo ofuscadas. Rosy llegaste en un muy mal momento. Estaba a punto de ponerla en su lugar.

─ ¡¿Quién?! ─dijimos al unísono la bruja y yo. Más bien gritamos, y al instante sentí culpa.

Bebu perdona a tú tía por favor.

─Nazareno...─los ojos de Rosy viajaron de una a otra. De golpe sus facciones reflejaban diversión. Genial, no sé para qué le conté esa historia con el poeta.

─ ¿En verdad? ─susurré y sentí mis mejillas enrojecer de solo saber que podría estar aquí por mí.

─Si Julieta, su Romeo ha llegado...

─Al fin pescas algo, a ver si te saca el mal genio...─ murmuró la bruja de mi jefa y se marchó. Dio su golpe final. Pero esto no quedará así bruja...

DULCE POETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora