Capítulo: 19

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Me encuentro en el hospital, después de qué casi estiro la pata ¿Pueden creerlo? A mí me cuesta

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Me encuentro en el hospital, después de qué casi estiro la pata ¿Pueden creerlo? A mí me cuesta.

Todo me sucedió por no querer darles mi bolsa de libros. Si yo hubiese entregado pacíficamente todas mis pertenencias no estaría postrado en esta cama, pero no, tuve que hacerme el héroe, les pegué sí, pero ellos eran dos y me dieron más fuerte. Lo único positivo es que Deya está conmigo ¿pueden creerlo? Nunca se fue, ella me quiere... Lo imposible se hizo realidad. Me siento como princesa de Disney.

Aún me resulta incómodo que me llame poeta, pues no me considero uno, al menos no uno muy bueno...yo escribo sentimientos y pensamientos y al igual que Neruda pienso que escribir es como respirar...no podría vivir sin respirar, no podría vivir sin escribir. Pero no me considero un poeta. Escritor sí, poeta no. Pero ella puede llamarme como quiera.

Escribir es mi método de catarsis...mi forma de sacarlo todo. Lo bueno y lo malo. TODO.

Hemos pasado unos días maravillosos... Ni hablar del beso con Deya ¡jamás me lo imaginé tan perfecto! Me sentí en las nubes...como Goku en su nube voladora.

Si bien me asusté cuando Deya comenzó con su verborrea, y hasta me confesó que es virgen, cosa que no me interesa, creo que lo resolví bien, no sabía cómo darle seguridad y dije todo lo que mi corazón gritaba hace tiempo. Sí, salió bien, logré que no huya.

La quiero, la quiero tanto...

Es hermosa, por fuera mucho, pero por dentro: es maravillosa, hermosa, preciosa, perfecta. Ella es perfecta...incluso considero no merecerla.

Luego de la visita de los doctores quedé algo afligido...lamenté mucho haber llegado a esto por mi necedad y mi amor a los libros. Sin embargo hay ciertas cosas que se me olvidan, palabras, nombres...supongo que son los medicamentos.

Mi madre está preocupada por mi bienestar, cosa que comprendo perfectamente, ella no ha logrado andar muy seguido por aquí, sé que las cosas con Melody no van bien, no he querido preguntar pero parece que mi madre al fin perderá su primer caso.

El apellido de Hache pesa mucho... o Melody, una vez más, mintió.

Lo único bueno, genial ─y gracias a dios que es así─ de todo esto, es que puedo ir al baño solo, los primeros días me costó muchísimo lo admito, pero en verdad no volvería a ver a Deya si tendría que ponerme ese aparato donde orinas acostado. Hubiese visto mi pipi. Me estremezco de sólo pensarlo... Ni hablar de hacer lo segundo. Sería el suicidio de mi dignidad.

Aún no sé cómo llegué al hospital. Sé que me trajo Gladys, no recuerdo el trayecto.

No tengo cabello, y llevo vendada la cabeza, me he visto y tengo muchos puntos...jamás pensé que el estilo calvo me quedaría bien, pero no me quejo. Soy un Homero sexy, nenas.

El olor a desinfectante, que hay en todo hospital, ya me molesta.

Necesito aire, sol, necesito salir de aquí. Pero soy consciente de que tengo para unas semanas más aquí dentro.

DULCE POETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora