Capítulo: 24

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Libertad, asquerosa libertad

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Libertad, asquerosa libertad...

La felicidad de haber salido del hospital se me fue poco a poco al estar todo el día encerrado y sólo en mi casa. Ya no sabía qué hacer, era algo extraño estar tan al cuete. Pase de estar encerrado a...estar encerrado. Misma situación distinto sitio. Maténme.

Lo único que alegró éste fatal día era saber que Deyamira y sus amigos vendrían a casa. Preparé vasos con hielo y gaseosas. Y unos aperitivos...seré idiota pero al menos un buen anfitrión.

El timbre al fin sonó.

Corrí a la puerta y casi caí. Me asusté mucho. No puedo golpearme la cabeza por nada del mundo.

Caminé los escasos metros restantes con pasos más tranquilos pero con el corazón acelerado.

Abrí la puerta y casi me desmayo. ¿Acaso no me amas Dios?

─ ¿Qué hacen estos dos acá? ─ no quise ser grosero con Deya pero me daba rabia verlos después de tanto tiempo.

Esos dos eran amigos míos. De la época en la cuál me desquicie. Donde ingería más alcohol que comida. Donde trataba de olvidar a la bruja Adrover y a Hache.

─Traen caramelos...─ sonrió Deya y Xavier agitó la bolsa enorme de caramelos, y no era cualquier caramelo, sino mis favoritos.─ Y helado...─ Keven me mostró los potes.

─Pasen...Nena tenemos que hablar.─ tomé su mano y la llevé a la cocina dejando la puerta abierta para que los idiotas se acomoden en la sala.

Esto se va a poner feo.

─Hola Dulce Poeta, si estoy bien, gracias por preguntar...─ la voz de sarcasmo y reclamo de mi musa me molestó aún más que la presencia de esos dos en mi casa.

─ ¿De dónde los conoces?─ di un paso hacia ella, no pude ser amable. Fui directo al grano.

─Del Liberty─ contestó dando otro paso encarándome seria, desafiante. Una nueva faceta. Una que me mataría si pudiera.

─ ¿Sabés lo que me hicieron? ─ Sus labios se abrieron y cerraron sin decir nada. Miró a todos lados menos a mi cara. Luego negó.

¡Lo sabía! Los muy canallas no le contaron el porqué de nuestra pelea. Típico de estos sinvergüenzas...

─Me drogaron. En ese estado me acosté con la que era novia de Thiago, me llevé una golpiza por eso y encima prendí fuego mi departamento. Conmigo dentro.─ No le diría que drogado intenté hacerle RCP al perro de mi vecina que se atoró con un hueso y me olvidé de que dejé la plancha enchufada, perdería seriedad─ Tengo motivos suficientes para no querer verlos.─ fue lo último que dije.

Vi su cara pasar del asombro a la tristeza.

─Yo...lo siento, ellos están realmente preocupados por ti, ya casi lloraban al no poder verte, quise ayudar.─ ¿preocupados? Eso no me lo esperaba. Mi musa sólo quiso ayudar...no tiene la culpa. Lo de que casi lloraban si lo creo pero porque esos dos tienen la sensibilidad de una embarazada. Debo hablar con ellos, al menos intentar arreglar las cosas.

DULCE POETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora