Enamorarse no es de valientes como dicen, sino de distraídos, de despistados. Porque bajaste la guardia y sin notarlo alguien vino a colarse dentro tuyo y entró a lo más profundo de ti.
Charlotte ha vivido todo lo que recuerda de su existencia con s...
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Vi como ese destello se aproximo a mi y me atraveso, grite tanto que muy cuerdas vocales se quebraron y no podía hacerlo mas, un dolor se esparcía por mi cadera y vientre. Estaba allí en el suelo agonizando, sin parar de llorar, él me mataría y no había manera de evitarlo.
– ¡No serás como tu madre bastarda!
Me desperté de golpe y con la respiración pesada, sentí un dolor en mi vientre donde se encontraba mi cicatriz. Otra pesadilla.
Me levante de la cama y vi que eran las 3:20 a.m. Intente seguir durmiendo pero su voz retumbaba en mi cabeza.
No los despiertes, es mejor que se queden dormidos en mi cabeza.
Por mas que me lo decía a mi misma, sabía que estaba mal, algo había liberado mis pesadillas. Recuerdos de quien fui y no quiero volver a ser.
Recuerdo las noches frías en ese orfanato. Siempre salía de mi cama e iba al ático, pasaba horas allí hasta que amanecía. Las nanas no eran de muy buenos recursos, así que yo me limitaba a comer sobras. Toda mi vida en Londres pensé volver a ese lugar, volver a Rusia y buscar quién en verdad era.
Pero luego de el ciclón de pesadillas, supe que no era nada bueno.
El despertador empezó a sonar, lo miré y eran las 6:00a.m. Me levante y fui al baño, me quite toda mi ropa, me introduje en la ducha y estuve ahí por un rato con el agua helada hasta que pude sacar su voz de mi mente.
Me preparé para la universidad, últimamente por el asunto de Stephan había faltado. Cosa que no me favorecía en nada. Preparé todo, me vestí de acuerdo a quien era ahora, no podía correr el riesgo de que los Wild me vieran como Charlotte Blake la don nadie. Ahora tenía que ser temporalmente Charlotte Blake la futura esposa de Stephan Wild.
Pensarlo era escalofríante.
Me puse unos jeans de mezclilla claros y una camiseta algo larga color blanco, opte ponerme unas balerinas negras y tome mi bolso con todo preparado para un arduo día en la universidad.
Salí del edificio y camine por las calles de Los Angeles. Me hacia falta un auto, definitivamente ahorraría para comprarme uno. Pase varias calles y llegue a la universidad, la gran y moderna instalación se planto frente a mi.
La verdad es que no soy becada, mis padres han estado pagando esta univerdad. Y lo agradezco, es mi sueño, mi pasión. Cada pincelada es mi vida.
Entre a las instalaciones, como siempre estaba repleta. Aquí los estudiantes son variotipos, y dedicados. No tengo amigos solo personas que las que hablo de momento y saludo.
