Enamorarse no es de valientes como dicen, sino de distraídos, de despistados. Porque bajaste la guardia y sin notarlo alguien vino a colarse dentro tuyo y entró a lo más profundo de ti.
Charlotte ha vivido todo lo que recuerda de su existencia con s...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La verdad es dura, eso es tan cierto, y tan doloroso como el dolor que se apoderó de mi en cuanto abrí los ojos. Estaba en una habitación lo noté al sentir en colchón bajo mi cuerpo y la vista de una puerta de madera frente a mi. No me moví, y me mantuve quieta. Mi mente trataba de hacerme creer que estaba a salvo, incluso Nattaniel trataba de hacerme creer con este cuarto, que todo estaba bien.
Tome aire he intente levantarme con un intento fallido gracias al dolor en mi sien. Luego de incorporarme mire completamente la habitación y está era totalmente normal, pero era capaz de abrumarme con siendo tan normal. Paredes totalmente blancas, una lámpara de techo con ventilador, una ventana por la cual me daba una tremenda curiosidad asomarme, la cama donde estaba acostada que tenía sabana blancas y la puerta a mi derecha color marrón.
Mi vista luego pasó a mi atuendo y no supe si gritar y llorar, solo tenía puesta una bata, la cual dejaba demasiado a la imaginación siendo casi totalmente transparente y solo tenía una braga la cual no era la que tenía puesta antes del incidente.
Sentí un escalofrío y mi mirada aterrada fue a parar en la mesa al lado de la puerta la cual tenía un jarrón con rosas blancas.
Las rosas blancas son solo para muertos u enfermos.
Me levante y las tome, luego camine hasta la ventana que para mi sorpresa estaba abierta y lance las flores lejos. Con la respiración agitada detallé el exterior fuera de la habitación y casi quise matarme. Era un campo abierto, un jardín extenso y abierto, mis ojos de cristalizaron al no ver ni un edificio y siquiera el resplandeciente sol suplido ahora por nubes y más nubes grises.
Miré el bosque que comenzaba a extenderse a unos kilómetros y sentí más angustia apoderarse de mi.
Estaba totalmente perdida. Y por más que me lo repetía, no lo creía. No creía que podía acabar tan mal. Unos toques a la puerta me sobresaltaron, me giré al tiempo en que está se abrió dejándome ver la cabellera platinada de Kyle.
—Veo que ya estás en mejores condiciones.
—Casi desnuda y en el medio de la nada— mencione en un tono burlón al cual él solo levanto su ceja para luego mostrar su sonrisa— que está habitación tenga cama no es como si igual no fuese una carcel, te recuerdo que estoy secuestrada— él suspira sin remedio y se acerca hasta sentarse en la cama.
—Estamos en Texas, no en medio de la nada— casi anonadada hipé de la sorpresa.
—¿Cómo demonios?
—Sedantes, te mantuvieron dormida todo el viaje— respondió con simpleza, aún confundida me acerqué y me senté en el otro borde de la cama— está es la casa de campo de Nattaniel, solo viene aquí por asuntos y tú en este momento eres uno.
—¿Qué quiere de mí?
—Creo que ya tú lo supones— me miró con suspicacia y rodé los ojos.