Enamorarse no es de valientes como dicen, sino de distraídos, de despistados. Porque bajaste la guardia y sin notarlo alguien vino a colarse dentro tuyo y entró a lo más profundo de ti.
Charlotte ha vivido todo lo que recuerda de su existencia con s...
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—No —. Contestó sin más cerrando la carpeta frente a mi y yo sin dejar de sonreír, me levante encarandolo.
—Si no me concedes esto, lo siento mucho, pero no seré tu impostora. Puedes matarme para callarme o lo que prefíeras, pero es eso o nada —dije firme y escuche una carcajada de Derek.
—Me encanta esta chica Stephan, deja que se meta en el negocio, además, no pelearía hombre, solo podrías enseñarle como son las cosas. Te serviría como cortina de humo —sugiere Derek y me sonríe con complicidad.
Stephan camino de un lado a otro frustrado y yo solo mantuve mi posición. Exigía aquello también gracias a mi curiosidad, mi curiosidad iba mas allá de ayudar a Stephan, cosa que ciertamente me atraía, amor verdadero. Por esa razón le estaban quitando a Stephan su oportunidad de recibir lo que debe por ley. Pero esto era mortal. Esto era jugar cartas con el diablo pero todo se resumía en que quiero encontrar a Adonis y ver a Stephan.
E descubierto esa faceta de mi gracias a él, y no la alejaría. Podría tener miedo, pero algo en mi interior que no comprendía me empujaba.
Aquella noche, cuando entre a ese local, cuando vi a los ojos a Stephan dentro de aquella jaula. Empezó mi perdición.
Un efecto domino que no planeo detener.
—Maldita sea, Charlotte Blake no puedo meterte en eso, es un riesgo muy grande —dice suplicando con su mirada que me arrepintiera, pero no desistí —Es totalmente ilegal y sabes las consecuencias, pones en juego toda tu vida.
—No tengo nada que perder —dije y él cerro los ojos y asintió
—Te enseñaré como se maneja todo y si demuestras que eres capaz, puedes entrar —los aplausos de Derek retumbaron en la sala y yo sonreí complacida.
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Estoy con Sam acostada en el sofá mientras vemos una serie policial. E estado pensando como decirle a Sam lo que sucede, no quisiera mentirle, pero si lo meto en esto, el no correrá la misma suerte que yo.
—Sami, estoy saliendo con alguien —digo cuidando mis palabras y él sonríe.
—Lo sé, te e visto saliendo de esa camioneta los últimos días, andas muy discreta —dice con una sonrisa cómplice y trato de armar una en mis rostro pero se me complica.
