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La música clásica y el ritmo se empezó a colar por mis huesos, cada nota para mi era una armonía que necesitaba reflejar en mi cuerpo

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La música clásica y el ritmo se empezó a colar por mis huesos, cada nota para mi era una armonía que necesitaba reflejar en mi cuerpo. Aquel piano me enamoraba con la melodía.

Vi como una pareja graduada en el arte, bailaba la pieza con suma delicadeza. Él la sostenía como si ella fuera una muñeca de cera que se fuese a romper y ella con tal delicadeza y plenitud, su cabellera me sorprendió al tenerla suelta y al aire, cosa que esta prohibida porque resulta un estorbo.

La clase de hoy era simplemente observar o eso creo, era lo que hemos estado haciendo desde que llegamos. Todas estábamos sentadas tipo indiecitos en el suelo. La pareja bailando frente a nosotras eran unos amigos de Madame Ruperta.

Ellos sinceramente tenían algo mágico.

La pieza termino y el reproductor se apago, todas aplaudimos enérgicas y la pareja se echo a reír. Madame Ruperta se acerco desde la esquina en la que se encontraba y les dio agradecimientos por su colaboración. Ellos se fueron y ahora todas esperábamos que dijera algo.

—¿Qué notaron entre ellos dos?

Puede que tengan sexo— todas nos echamos a carcajeamos con fuerza y la instructora giro los ojos con molestia.

—Había una conexión entre ellos— se me escapo y ella medio una sonrisa por la cual me enorgullecí.

—Cuando bailen cualquier danza, siempre debe haber una conexión, puede que sea de diciplina, amistad o como dijo su compañera, sexo— reí por lo bajo y voltee a mirar a Tessa, ella me hizo un movimiento con las cejas y negué con la cabeza, me volví hacia el frente y preste atención—. Nadie baila completamente cómodo si no existe esa conexión, y en otros ámbitos eso debe existir, lo que sea pero debe estar allí. Es importante para una pareja, son un equipo un duo; de nada sirve que estén juntos en un asunto si no hay conexión.

De pronto recordé a Stephan y me pregunte si él y yo teníamos una conexión. No somos amigos ni tampoco pareja, solo estamos haciendo una especie de negocio. Él me intento besar o eso creo, pero lo abofetee, también solemos reír y bromear un poco cuando estamos juntos y él trata de protegerme. O eso creo.

Tal vez soy muy ilusa y solo lo hace por el trato.

Ahora no sabía exactamente quién era él y tampoco podía hurgar mucho por la situación del otro día. Pero el sabía demasiado de mi, si quiere que seamos un equipo debe haber comunicación.

La clase de ballet culminó y recogí mis cosas, tome mi bolso y caminé hasta la entrada de la academia cuando sonó mi teléfono.

—¿Hola?

Hola dulzura, me dijeron aquí en la cafetería que estabas en tus clases de ballet—lo confirme al escuchar de fondo el bullicio de la cafetería — ¿Paso por ti?—dude un momento pero termine por aceptar.

Devil in meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora