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Jin no ha llamado, no responde mis llamadas, ni ha venido a visitarme; Jimin y NamJoon, como siempre, no me comprenden y me han llenado de consejos como "¿y por qué no vas a verlo tú?". Es una buen pregunta, sin embargo.

Así que, después de despedirlos de mi casa, he decidido dar el primer paso. La casa de Jin está un tanto retirado, tardaría demasiado si voy a pie (y me cansaría), pero es muy poco camino como para ir en bus o taxi (además destesto usar el bus -demasiada gente- y no me gusta pagar tanto por un taxi); ahora recuerdo por qué no suelo ser yo quien visite a Jin, él me comprende, él desde primera instancia me dijo que no tendría que preocuparme, que él viajaría lo que sea con tal de verme... Pero no debo esperar, debo tener la iniciativa al menos una vez.

Opto por ir caminando, conozco el camino como la palma de mis manos por las veces que Jin me ha llevado en su auto.

Cuando al fin llego y toco el timbre me quedo esperando a que Jin se tome la molestia de abrir, no he esperado mucho, pero mi casi nula paciencia dice lo contrario. Me da tiempo de preparar mi mejor sonrisa y algunos falsos reclamos. Cuando escucho que la puerta se abre, me pongo frente a ella y me dispongo a reclamarle a Jin.

—¡¿Por qué no me has visitado, tremendo hijo de- —Las palabras mueren, igual que mi sonrisa, que mi felicidad, que mi esperanza de que éste iba a ser un día genial. —¿Qué haces tú aquí?

—¡Oh!— Me mira de arriba-abajo y de abajo-arriba, sonriendo amplio. Puñetas, siempre sonriendo.— ¡Yoonnie, qué sorpresa que hayas venido a visitarme!

—¿Está Jin?

—No. Por suerte no. Llegaste en buen momen- — Me doy media vuelta para irme. No tengo nada que hacer aquí. Menos voy a quedarme a escuchar a eso. Pero él sujeta mi brazo, mi puño se aprieta en respuesta. —¡No te vayas! ¿No quieres pasar y esperarlo?

—Si ya te vas, entonces sí— Digo, sin expresión.

Forcejeo para que me suelte. Hoseok tira de mí con fuerza, jala mi brazo y en un movimiento rápido pasa su mano a mi cintura. Lo tengo demasiado cerca. Puedo sentir hasta... sus pensamientos.

—¡No me empieces a joder! ¡Suéltame!— Me remuevo. ¡Vamos, YoonGi! ¡Este marica no puede ser tan fuerte!

—Oh, me encanta cuando te pones salvaje, gatito.

Náuseas.

—¡Hijo de puta! ¿Por qué haces esto?— No me suelta. Pone incluso más fuerza. Me empieza a invadir el miedo.

¿Qué quiere? ¿Qué planea? ¿Por qué lo hace? ¿Por qué Jin está con alguien así?

Por estar tan perdido en mi batalla, no me di cuenta de que estábamos dentro de la casa ya. Hoseok me suelta y cierra la puerta tras de sí.

Me da escalofríos, maldigo el ser tan escuálido. —¡Quítate! ¡Déjame salir!

—Tranquilo, chico hetero— Camina hacia mí, hasta hacerme chocar con la pared. Me acorrala. — Wow, de verdad me gustas. — Se acerca más. Estoy temblando, pero me defiendo. Levanto mi puño para golpearlo, pero lo sostiene, intento con él otro y hace lo mismo. —Mira cómo tiemblas, ¿tanto así te excito?

¿Es un castigo? Si es así, ¡juro ya no volver a pensar mal de los homosexuales!

Hoseok va a besarme, no importa cuándo batalle, ha puesto su pierna de una manera estratégica para que no pueda golpearle, sostiene mis brazos por sobre mi cabeza. Es más alto, más fuerte. Pero puedo mover la cabeza para hacerle más difícil el trabajo. Cierro los ojos.

Pero eso jamás sucede. En cambio, soy liberado, Hoseok retrocede y la puerta se está abriendo. —¡Jin! — Hoseok dice, corriendo a besarlo.

—¿H-Hola?— Jin le sonríe y luego me mira. —¿Yoon? ¿Qué haces aquí?— Camina hacia mí, y, joder, corro a abrazarlo. —¿Yoon? ¿Qué pasa?

Miro por sobre el hombro de Jin. Hoseok me guiña el ojo, pone su índice sobre sus labios, sonríe y se va. Jin peina mis cabellos y espera respuesta. —Nada, tonto. ¿Qué me va a pasar? No me llamas, no vas a casa. Te extrañé.

HomophJEALOUS || M.YG; K. SJ; J. HS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora