dieciocho

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¡Y viva el amor!

—¿Que sucedió? —entro gritando Millie al cuarto y Sebas estaba parado frente a la cama mientrás Drew sostenía una bolsa con hielo sobre su boca —¡Mírate! ¡Eres un idiota por andar peleando con el esposo de mi hermana!

—Amor, ya le he dicho todo, dejalo —murmuró Sebas y Drew no levantaba la vista

—Pues ahora me tendra que escuchar a mi —grito —Estan hablando de ustedes en todos los canales

—Me importa una mierda, me voy de aquí —grito Drew levantandose pero Millie lo freno

—No te iras, por que Marlene quiere que estes en su boda, así que te la aguantas y vas a la boda

—¡No puedo verlos! —grito llorando —No puedo. Él me quito lo más preciado

—Pasaron años Drew...—grito también Millie y Sebas la tranquilizo

—Él la ama todavía y yo estaría de igual forma si tú volvieras con Kendall —susurró y Millie lo miro compadeciendolo —Así que Drew, si quieres volver a NY, hazlo. No tienes por que sufrir de esta manera, ve pero prometeme que trataras de olvidarla, por que esto no te hace bien

Drew lo miro agradeciendoselo y fue hasta el cuarto de Marlene a despedirse. Millie miró a Sebas y este agacho su cabeza haciendo que Millie lo tomara por sus mejillas y lo hiciera mirarlo a los ojos

—Te amo y amo tu forma de ser —comento Millie y lo beso —Y ahora amor, debemos ir a ver tu traje y mi vestido porque ya estan

—¿Debemos ir ahora?

—Si amor

—Ire a ducharme porque huelo a cerdo

—Si mejor —dijo riendose mientras se miraba al espejo —Espero que me entre el vestido por que, aunque no me he pesado seguro que he aumentado varios kilos

—Yo no te veo gorda amor y estas hermosa siempre

—Estoy un poco hinchada, lo noto en mis tobillos

—Si pero tú comes liviano siempre, solo debe ser que tienes retención de liquidos —sonrió —De hecho, siempre comes verduras

—Si, debería volver a ver ir al doctor

—Bueno, después de la boda de tu hermana podemos ir al doctor

—Si, mi doctor de cabecera esta aquí en la ciudad —comento Millie mirandose al espejo y Sebas se le quedo mirando, amaba a esa mujer más que su vida.

—Dime Maris, he aumentado de peso —afirmo Millie ya en la modista, la mujer la miro de pies a cabeza —Tú siempre has sido directa conmigo, así que dimelo, lo aceptare

—Bueno... —la mujer continuaba mirandola. Sebas estaba sentado en un sofa detrás de ellas y estaba escuchando todo —Nada, nada...

—No, dimelo. ¿Que paso? Tu simpre eres directa..

—Bueno Millie —murmuró —Me atrevería a decir que tienes una panza como... —la mujer nego con la cabeza —Bueno, que esa panza es similar...

—A mi panza cuando estaba embarazada de Aidan —Sebas abrio sus ojos y dejo de sonreír y Millie solo agacho su cabeza y Maris no sabía que hacer, era un tema delicado

—Pues nena, este vestido te queda un fuego —halagó la mujer y Sebas se paro y se quedo mirando a Millie, le brillaban los ojos como si fuera a llorar, pero esos ojos brillaban por su Millie. Le sonó su teléfono así que salió afuera —¿Desde cuando tienes estas dudas? Hablemos ahora que el muchacho fue a atender su llamada

—Pues desde hace varías semanas —bajo su mirada —Pero yo no quiero pensar eso. Ni si quiera deseo que cruce en mi mente

—¿No quieres hijos?

—Estoy asustada Maris, soy una mujer asustada y una madre dolida, quisiera muchísimos hijos con Sebas pero realmente me asusta hasta pensarlo. Entonces solo me idealizó que estoy gorda, que he comido de más y eso.

Sebas entro nuevamente con una sonrisa

—¿Te gusta como me queda bebé?

—Estas más que hermosa mi vida —murmuró él mirandola enamoradamente y Maris sonreía.

Así que después de ese juego de miradas, Sebastián fue a probarse su traje, ambos ya estaban más que listos para el día de la boda.

—¿Desde cuando tenías estas dudas? —pregunto Sebas ambos subiéndose al auto y Millie lo miro

—Hará unas semanas, no quiero hablar de eso amor

—No entiendo —susurro él —¿Por que dudas? ¿No te viene? Porque yo no te veo con panza de embarazo

—Oye, tranquilo amor. Solo son dudas que tengo nada más, no es realidad

—Por Dios. Voy a morir de un infarto —comento Sebas mientras aparcaba en el garage de la casa —Te amo, solo necesito que me digas todo

—Ya vamos a ir al hospital amor, por ahora no sucede nada ¿Si? —comento ella mientras lo besaba —Ahora vamos a ver la locura que es dentro de casa

Entraron riendo a la casa y agarrados tomandose de las manos
—Sigan riendo mientras yo muero de nervios —comento Marlene observándolos mientras la peinaban

—Amor —comento Dan entrando a la sala

—¡Largate! —le gritaron las mujeres y Millie cerro rápido la puerta

—Al menos dime donde esta mi corbata —comento detrás de la puerta

—En el primer cajón de nuestro cuarto —hablo Marlene mientras la maquillaban —¡Ay Dios! — suspiro —Sebas ¿Puedes ir a ayudarlo?

—Si —comento distraído, no dejaba de pensar en todo lo que había sucedido. Le comían los nervios, la ansiedad, la emoción. —Perdón.

Salio al pasillo cerrando la puerta con cuidado

—¿Y a este que mosco le ha picado?

—Nada, nada —murmuró Millie —¿Ustedes... Ustedes me ven más gorda?

—Bueno... —comenzaron a decir las mujeres

—No es que estas gorda, si hinchada... Como...—todas callaron

—¿Como cuando estuve embarazada de Aidan? —interrumpió a Maybi y sus ojos se llenaron de lágrimas y todas se le quedaron mirando

—¿Estas embarazada? —preguntó despació la madre de la rubia

—No, solo que me veo..

—Quizás es retención de liquido mi amor

—Si, quizás sea eso —murmuró —Bueno, vamos que hay que cambiarnos, las maquilladoras ya llegaran

Sebas busco la corbata y se le ayudo a Dan a prender sus botones de la camisa
—La verdad hermano, no entiendo por que no puedo ver a mi futura esposa —comento él —Anoche volvi a dormir solo en mi cama, después de casi siete años.

—Ya sabes como son las mujeres. Ellas creen mucho en la suerte y esas cosas —murmuró pensando

—¿Estas nervioso?

—Yo deberia preguntarte eso —rió Sebas mientras le terminaba de acomodar el traje —Pues, un poco. Dira que si, pero quiero que todo salga bien. Gracias por ayudarme

—Con Mar te tenemos un gran aprecio, bueno, a ti y a Millie —sonrió —¿Le has contado a tu madre?

—Si, no ve la hora de que vayamos a Colombia a visitarla —ambos rieron —Me ire a cambiar yo también.

 ∂éנαмє ιя -Sebastián Yatra-.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora