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[...]

Sentado en la silla de la cocina, con ambos codos apoyados en la mesa y una cerveza de Soju entre los dedos y un libro frente a él, Hoseok suspiró lamiendo sus labios aparentando calma, aunque por dentro se sentía un poco agobiado.

<< ¿Qué es Taehyung para mí? >> Era la pregunta que siempre aparecía en su mente cada vez que le veía y justo en ese momento, viendo su espalda, su contextura delgada, pero lo suficientemente rellena para desprender toda esa calidez mientras preparaba algo bastante conocido en la cocina para ambos.

Al principio hubiera contestado que nada. Nada. A lo máximo hubiera respondido; es el profesor nuevo de la facultad de Artes. Pero a medida que pasaban los días desde la primera vez que le pidió que fuera su modelo, había pasado a ser el profesor Kim; el escultor Kim, el insoportable e irritante Kim Taehyung, Kim Taehyung y luego... sólo Taehyung.

Sólo Taehyung; eso también quedaba corto para él. La mayoría del tiempo era un pollito o un león cuando se soltaba el cabello. Era tan adorable y a la vez tan...

Hoseok se sonrojó, pero no supo si fue por el Soju o por pensar que Taehyung era el hombre más caliente que había conocido en su vida. Sólo mirar su perfecto rostro simétrico y sus ojos misteriosos y brillantes, hacían que su cuerpo perdiera el control queriendo dominar y descubrir todas esas cosas que le hacían ser. Queriendo sumergirlo entre sus brazos y no querer dejarlo ir. Lo deseaba tanto y a la vez estaba tan consciente de que nunca pasaría nada por tantas razones que era mejor estar alejado, a una distancia prudente donde no pudiera echarlo a perder todo. Y había bastado sólo un beso, una ínfima caricia para descubrirlo.

Pero Taehyung siempre parecía acercarse cada vez más, llegando a él con una mirada ingenua sin necesidad de tocarle y entonces se sentía como un total perdedor.

En ese momento lo comprendía, usualmente se enojaba porque Taehyung era desesperante con sus bromas e insistencias, pero más le desesperaba el deseo que sentía por él. El escultor había llegado a su vida derrumbando la puerta, rompiendo todo y creando tantas cosas nuevas que Hoseok simplemente no sabía como reaccionar. No sabía qué hacer. Tal cuál en ese instante.

- Taehyung-ah~,¿Quieres que te ayu...?

- No, hyung -interrumpió Taehyung, poniendo los ojos en blanco al darse la vuelta y mirar con un puchero a Hoseok-, por décima vez, puedo hacerlo solo -luego frunciendo el ceño, alzo el mentón con orgullo-. ¿Qué no confías en mis capacidades?

Hoseok le dedicó una sonrisa torcida, señalando con el dedo índice su propio cabello.

- Tienes un fideo en el cabello -notó reprimiendo una sonrisa.

- ¿En serio? -sorprendido, Taehyung se sacó los guantes de latex que estaba ocupando y se tocó el cabello, agarrando un pequeño fideo blanco-. Oh, demonios, ¿Cómo llegó allí? 

Hoseok trato de no reírse y en cambio, con tono divertido pero mirada ceñuda, dijo:

- No te lo comas, está sucio.

- ¡Oye, mi cabello está muy limpio! -exclamó ofendido, sus mejillas poniéndose rojas adorablemente a los ojos de Hoseok. Era tan divertido molestar a Taehyung-. Y no me lo iba a comer.

- Sí te lo ibas a comer, lo veo en tus ojos -se burló-. Estás hambriento, deseas ese fideo, a mí no mientas.

Taehyung hizo otra mueca, evitando reírse y botó el fideo en la papelera que estaba a un lado del mueble. Traía puesto el mismo delantal de pollitos, su cabello sujetado con una coleta y un sujetador para su flequillo. Vestía una camiseta negra bastante delgada y unos pantalones grises holgados. Casi parecía un pijama, pero Hoseok conocía el que tenía de corazones.

Tócame. HOPEV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora