Los últimos días habían sido un infierno para Hoseok.
Él quería creer que era porque estaba en periodo de pruebas, donde estuvo corrigiendo los últimos exámenes, sumándole que el Jefe del departamento de Humanidades le había pedido si podía reemplazar a uno de los profesores encargados de evaluar el progreso de las tesis de los estudiantes de último año. Hoseok estaba realmente feliz de hacerlo, porque así tendría menos tiempo para pensar en "cosas" y situaciones que lo ponían al límite.
Aunque "él" no es exactamente una "cosa" y Hoseok lo sabía muy bien, pero no quiere pensar específicamente en su nombre, aunque su sonrisa aparecía hasta en el fondo de la taza de su café por las mañanas. Por Dios, Hoseok realmente trató de no pensar en él, pero era lo único que veía en sus insomnios; podía estar leyendo, escribiendo en su portátil, comiendo, e incluso en las pocas horas de sueño que tuvo esos días, Taehyung llenaba cada rincón de su mente. Su sonrisa -él jamás había visto una sonrisa como la de Taehyung y el mundo tampoco; siempre se encontraba viendo que todas las personas adoraban su sonrisa-, la manera suave y poco estrepitosa en la que se reía, sus malditos y perfectos labios que parecían tener un imán; sus profundos ojos cafés que se volvían tan oscuros y brillantes como una noche estrellada cada vez que le veían. No quería pensar en él y sin embargo parecía tener grabado la sensación de tener las manos en su cuerpo, en su piel, provocándole tantos suspiros y gemidos que podía darse por pagado en esta vida y en las siguientes.
Hoseok jamás se había auto-complacido -sí, el arte de la masturbación- tanto como en esos días pensando en alguien.
Si bien no tenía tanto historial en lo que a relaciones sexuales se refiere, sí tenía un historial complaciendo a las parejas que tuvo. Hoseok no era casto, hace mucho había sentido lo que era tener sexo real -penetración-, aunque no lo recordaba mucho porque había estado medio borracho. Casi nunca se dejaba tocar, pero él si tocaba; y no es que haya tenido el deseo real y cauterizante de hacerlo, simplemente él quería hacer feliz a las parejas que tuvo, no porque realmente quisiera tocarlas y tal vez por eso nunca se dejó tocar cuando lo hacía. A Hoseok le gustaba tener el control por completo y así lo demostró en esas relaciones pasadas, aunque su instinto sexual con ellas apenas había superado lo escaso y alcanzado lo normal.
Con Taehyung era diferente.
Tal vez por eso le dio el ataque de pánico, sumando a todo el estrés de su día a día. Hoseok sabía que en algún momento perdería la cabeza, sabía que en algún momento su mente le haría una mala jugada e iría detrás del escultor abandonando toda voluntad, pero no pensó que fuera a perder la razón frente a él y fuera jodidamente tan pronto. Si se había alejado para no crear ese ambiente de intimidad entre ellos, había fracasado. Ese ambiente lo llenaba por completo en ese instante, acostado en su cama y siendo tocado. Se estaba tan bien con él que no creyó que fuera real y, como siempre, escapó.
Los toques de Taehyung lo asustaban de alguna manera, no porque fueran repulsivos, sino porque se sentían como si fuera lo único que necesitase para vivir.
Durante sus insomnios, en sus más oscuros y profundos pensamientos, siempre terminaba deseando que Taehyung lo tocase. Quería saber qué se sentía, pero después se le hacía un nudo en el estómago difícil de describir. Nunca había deseado tanto a alguien hasta que conoció a Taehyung y a veces pensaba que era porque estaba algo obsesionado con su cuerpo, pero había visto cuerpos de chicos mejor formados que no despertaban nada en él y cuerpos de chicas -de sus ex parejas- que no habían provocado un desgarre en su pecho por el deseo de tenerlo.
Ah, Hoseok realmente quería comer -y follar- su maldita y perfecta boca, abrir sus piernas y hacerle rogar por él. Nadie nunca había despertado tal hambre sexual en Hoseok, era tan desquiciante para él. Si Taehyung pensaba que Hoseok lo odiaba, estaba totalmente equivocado; lo quería tanto que sabía que si él lo sabía, lo ahuyentaría. Por todos los cielos, él mismo estaba asustado de la intensidad de sus pensamientos sobre Taehyung. Quería tanto al chico que no era normal, carecía de control, y eso lo enfurecía. Le enfurecía que Taehyung fuera tan ingenuo y no pudiera darse cuenta que él lo lastimaría, aunque no quisiera hacerlo.
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Tócame. HOPEV.
Hayran KurguKim Taehyung era un adicto al tacto, a tocar y a que le tocaran. Jung Hoseok, para nada. Ó Donde un escultor tiene una obsesión por un profesor de literatura con un poco de Hafefobia (miedo al contacto físico). + Portada hecha por la hermosa, precio...