Los días habían pasado fugaces para los dos, tan fugaces como los fuegos artificiales que verían esa misma noche.
Entre trabajos que Taehyung tenía que entregar y algunos artículos en los que estaba trabajando Hoseok, junto a otros profesionales de la Facultad de Letras, los días se habían tornado caóticos y ninguno podía creer que estaban ya de camino a la casa de los padres adoptivos de Hoseok en el día de año nuevo como se lo había prometido. Taehyung se sentía tan impaciente como emocionado, expectante por la nueva faceta que vería del chico por el cual estaba completamente enamorado.
El profesor poco hablaba de su familia en general y en específico de sus hermanos adoptivos, que en total eran seis incluyéndole, así que Taehyung estaba realmente intrigado por saber cómo serían, si medianamente agradables o tan ariscos como su hermano mayor, aunque lo creía poco probable. De físico Hoseok ya le había mostrado una foto familiar que se tomaron en año nuevo el año pasado y todos eran muy diferentes, de distintas alturas y complexión, e incluso etnia.
Él solía contar más cosas sobre Junhee, claramente su hermana pequeña favorita y única hija biológica de mamá Yu, y sobre sus hermanos Se Oh y SooHun, había compartido habitación con ellos hasta los diecisiete años y no se volvieron cercanos hasta que Hoseok cumplió los veinte y empezó el tratamiento con las pastillas que le hizo mucho más receptivo y entró a la universidad. Luego estaban sus otras dos hermanas, gemelas y de descendencia norteamericana evidente en sus cabellos rubios, y las cuales no solía llevarse muy bien en su adolescencia porque -cuando ellas llegaron tenían diez y él quince años-, eran un par de desesperantes chicas manipuladoras y entrometidas. Hoseok pensaba que la vida en el orfanato hacía a los demás -exceptuándolo a él- más sumisos y humildes, pero con ellas era todo lo contrario. La capacidad que tenían para mentir y salirse con la suya siempre impresionó a Hoseok, quien aunque decía ser reservado e indiferente, jamás mintió tan descaradamente y tan bien.
- Ellas realmente no tenían vergüenza -le contaba Hoseok a su lado, ambos esperando en el paradero de autobuses del aeropuerto que los llevarían a la casa. Eran las diez de la mañana y lo único que podía vislumbrarse en el cielo eran las nubes grises que opacaban todo el cielo y daban un aspecto algo lúgubre al paisaje. Taehyung se sentó encima de la única maleta que trajeron, tan grande que servía perfectamente como asiento. Hoseok, en cambio, apoyó el hombro en uno de los postes del paradero mientras que con una mano peinaba distraidamente los cabellos sueltos de la coleta que rozaban levemente la nuca de Taehyung. Mirándole sumido en sus recuerdos, prosiguió-, con los adultos se comportaban como unos ángeles, amables, inteligentes, detallistas... pero luego cuando estaban con nosotros se volvían tan groseras, ocultaban nuestras cosas o nos molestaban con bromas pesadas o nos asustaban en la noche. Una vez me chantajearon todo un año completo cuando me vieron salir a escondidas de la escuela.
- ¿Te saltabas las clases? -preguntó Taehyung, aunque de alguna forma se lo esperaba.
- Sólo las de deporte -se encogió de hombros con simpleza-. Eran un infierno para mí.
- Adivino -sonrió Taehyung, alzando ambas cejas- Te quedabas en la biblioteca leyendo o en un ciber café -el contrario asintió, con un gesto conforme en plan <<me has pillado>>-. ¿Y qué te pedían a cambio?, ¿Dinero?
- Eso les habría encantado bastante -resopló Hoseok-, pero no lo hicieron porque mamá Yu sospecharía, así que me convirtieron en su sirviente.
- ¿Y ella no sospechaba? -enarcó una ceja.
- No -negó, evidentemente mosqueado por los recuerdos-. Yo siempre le ayudaba a cuidar a Junhee cuando era una bebé porque fui el primer chico que adoptaron después de que su hijo falleció, así que por mi forma de ser no le extrañaba que estuviera en la habitación de las chicas ordenándoles su desorden, haciéndoles el desayuno en la mañana o cualquier aperitivo que quisiesen comer los fines de semana en que mamá Yu y el señor Jung estaban en algún viaje de negocios o algo por el estilo.
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Tócame. HOPEV.
FanfictionKim Taehyung era un adicto al tacto, a tocar y a que le tocaran. Jung Hoseok, para nada. Ó Donde un escultor tiene una obsesión por un profesor de literatura con un poco de Hafefobia (miedo al contacto físico). + Portada hecha por la hermosa, precio...