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Estaba sentado frente a una escultura familiar sin acabar. La figura consistía en que el padre tenía que abrazar a la madre y a los dos hijos. Era una escultura grande, ya que era a tamaño real, sólo que llegaba un poco más abajo de los hombros de las personas. Después de la exposición, varias personas influyentes que habían ido dieron recomendaciones a familias adineradas sobre sus esculturas humanas, por lo que estaba siendo bastante requerido últimamente y eso le hacía sentir muy bien, aunque era cansador. Se suponía que Jimin y sus alumnos de atletismo practicarían hasta tarde, ya que estaban en las finales de las competencias, así que no se preocupaba por quien lo llevaría después. Por el momento, todo lo que ocupada su mente eran las facciones de todos los que estaban en la foto familiar que había puesto en un porta-papeles.

De repente, escucho como alguien tocaba la puerta a través de la ruidosa música que había colocado en los parlantes a su lado.

Su estado de ánimo no había sido el mejor desde hace cinco días; el número de días que no había vuelto a hablar con Hoseok. Por alguna razón se empeñaba en creer que el profesor volvería a él, pero hasta entonces no había recibido ni una llamada y tampoco lo había encontrado por ninguna parte. Seguía hablando con Namjoon de las cosas más triviales del mundo, y no se veía capaz de preguntarle sobre Hoseok y él tampoco lo mencionaba. Ni siquiera sabía qué era lo que se lo impedía y aunque seguía repasando una y otra vez en su cabeza todas las razones del porqué se había alejado, para él todo se sentía mal y erróneo. Como una estupidez. Pero luego pensaba que si era una estupidez, perfectamente Hoseok podía hacer un esfuerzo y hablar con él. Dejar las cosas claras entre ellos.

Pero no lo había hecho. Y Taehyung estaba empezando a sentirse peor de lo que creía que podía sentirse. Era mucho peor estar lejos de Hoseok que estar cerca y no saber qué era para él.

Al menos, ahora si sabía que no era nadie importante en la vida de Hoseok y que no lo sería jamás. Se daba cuenta de que siempre había sido para él alguien innecesario y reemplazable.

Y trataba de que no le importara, entre todo el trabajo por hacer, eso sería lo que menos tenía que importarle y aún así era lo único que ocupaba su cabeza antes de ir a dormir y lo primero que pensaba al abrir los ojos por la mañana.

Tal vez no había dado el esfuerzo suficiente. Tal vez debió haber encontrado otra forma de acercarse a él, una menos invasiva. Pero ya lo había hecho y hasta el momento lo único que se arrepentía era haber terminado algo que ni siquiera sabía cuando habían comenzado.

Sintiéndose otra vez triste, siguió moldeando el barro hasta que escuchó un golpe de nudillos y luego una cabellera negra asomó por la puerta, un rostro siendo todo sonrisa.

Antes de que Jimin lo saludara, Taehyung estiró ambos brazos hacia él y señaló su camiseta de manga larga remangada que corría peligro de mancharse con barro.

- ¿Puedes subirme las mangas? -dijo Taehyung, alzándolas lo suficiente para que Jimin fuera hasta él y, posicionando bien su bolso en el hombro, le subiera las mangas por encima del codo.

- Se te van a trizar las manos sino dejas de trabajar con los químicos de tus materiales sin guantes, no bromeo.

- Me echo crema en las manos -se encogió de hombros, ganándose una mirada preocupada de su amigo-, ya lo sabes.

Jimin lo estudió con la mirada, como siempre lo hacía últimamente. Su mejor amigo, después de tres días insistiendo sobre qué le había pasado a él y a Hoseok, él porqué de su desanimo, había terminado por confesar todo. Jimin siempre había estado de su parte, así que no preguntó ni discutió nada, lo que le dejó otra mala sensación. Según Jimin, si las cosas se habían dado así, era por algo. Taehyung no estaba hecho para relaciones fugaces ni sin nombre, para inconsistencias ni situaciones confusas, por lo que Jimin esperaba que eso hubiera pasado; incluso ni siquiera se sorprendió cuando Taehyung le dijo que había tenido sexo con Minho, ya que habían sido novios y algo de confianza había en ese ámbito, por lo que tener ese tipo de reencuentro no le había sorprendido. Tampoco le sorprendió que Hoseok no le llamara, desde la perspectiva de Jimin, Hoseok era demasiado distante; no en el sentido de frío, sino que te sonreía, pero siempre poniendo una pared invisible entre él y los demás. Era agradable, su risa era contagiosa y podías reírte a su lado, pero no era el tipo de persona que da la confianza apresurada -como Taehyung- para abrazarlo por los hombros ni palmear su espalda. Sinceramente, Jimin no veía a Taehyung con Hoseok. Había algo en ellos que no calzaba, como dos piezas demasiado distintas. Si Taehyung era una pieza de puzzle, Hoseok era un cuadrado.

Tócame. HOPEV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora