1 Lazos de sangre

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Tony miraba al bebé en el asiento trasero con adoración. Le había tomado mucho tiempo pero su máquina había logrado darle un hijo, uno hermoso.

Josh suspiró desde el lado del conductor ese mocoso le había robado la atención del castaño desde antes de nacer, era increíblemente molesto tenía que deshacerse de él cuanto antes.

Una idea algo peligrosa pasó por su mente pero no la dejó ir, les provocó un accidente. Giró el volante y chocó teniendo el cuidado de no matarse ni a él ni a Stark en el proceso.

Tony se había llevado el peor golpe, por su parte el pequeño bebé estaba bien gruñó al ver eso. Su amado estaba algo atontado así que aprovechó la situación para hacer su voluntad.

Josh llevaba a su novio de la cintura pero este se desmayó cuando faltaban a penas un par de calles para llegar al hospital. Apoyó a su enamorado en la pared y tomó al infante en sus brazos mirándolo con odio.

El pequeño dejó de llorar y miró su rostro.

-Pequeña rata no vas a intervenir en mi relación con Tony.

Lo envolvió mejor con sus mantas y caminó un poco mirando hacia todas partes, nadie que pudiera ser testigo de su fechoría. Sonrió malévolo al ver un basurero en un callejón.

-Ahí te vas a quedar y más te vale seguir callada rata.

Lo escondió entre algunas bolsas y salió corriendo para llevar a Tony al hospital. Lo subió al auto dejando atrás al dulce infante.

***
Steve daba vueltas por todo el lugar muy ansioso. Su esposa Sharon estaba ahí dentro dando a luz a su hija.

-Vamos Sharon estas haciendo un buen trabajo, puja puja.

-Ay ya... No... Puedo...

-¡Se desmayó! Está perdiendo pulso.

-¿Sharon? ¿Qué pasa con mi esposa? -El rubio estaba asomado en la puerta al oír el escándalo ahora la preocupación subió más si era posible.

-Señor Rogers será mejor que salga.

Pasaron los minutos y los médicos no salían, nadie le decía nada y el soldado estaba empezando a perder la calma.

-Señor Rogers...

-¿Cómo están mi esposa y mi hija?

-Siéntese por favor. Lo lamento mucho señor pero su esposa, ella falleció en el parto.

-No....

Mi hija ¿qué hay de mi hija?

-No logramos sacarla a tiempo... Su hijita también falleció, se asfixió.
Las lágrimas cayeron sin control y la doctora lo miró con lástima. Acababa de perder a su familia todo lo que más amaba se había ido.

No sabía cuanto pasó ahí llorando, las lágrimas no habían cesado ni un poco en todo ese tiempo.

Oyó a la doctora acercarse pero no dijo nada, siguió tirado ahí en el suelo sin fuerzas.

-Señor Rogers, lamento mucho su perdida. Puede ir a buscar su ropa para darles un entierro digno en un rato.

Sólo asintió sin ganas de nada, recorrió el hospital tambaleándose un poco y llorando con su corazón hecho pedazos.

El parto se había adelantado los tomó por sorpresa, se movieron lo más rápido que pudieron pero no fue suficiente. Las personas que más amaba no estaban y él no pudo hacer nada para salvarlas.

Cuando llegó a su auto pensó en ir con su esposa e hija ya nada lo retenía en la tierra. Para mayor desgracia o suerte el auto no arrancó, intentó hasta tres veces más pero el auto siguió negándose a arrancar.

Lazos De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora