Tu Nombre me sabe a Menta

Capítulo especial: Valeria y Summer

—Tres mil dólares a la una, tres mil dólares a las dos... ¡Adjudicada! —dijo Cristina con una gran sonrisa.

Valeria le devolvió la sonrisa un poco inquieta, porque no sabía que estaba pasando. La chica de la chaqueta de cuero la miraba con una enorme sonrisa. Miró un poco más al público y vio que Elliot miraba a la chica sorprendido, como si la conociera. Ella lo ignoró, subió al escenario, tomó a Valeria por el brazo y bajaron del escenario. Le pareció oír, entre los aplausos, algunas palabras obscenas sobre ellas dos. «Qué les jodan», pensó sin mirar atrás, dejándose llevar.

Cuando salieron, un sol de mediodía calentaba las calles de San Francisco.

—Pues tenemos una cita —dijo la chica pasando los dedos por sus moños—. ¿Qué te apetece hacer?

—¿Qué? —dijo Valeria cruzándose de brazos—. Ni siquiera sé cómo te llamas.

—Me llamo Summer. Summer Becker. —Valeria seguía desconfiada—. Soy amiga de Elliot, el novio de tu amiga.

—Oh, sí. —Se relajó—. Yo soy Valeria Molina, un placer. Muchas gracias por aportar en la subasta, es súper importante para Lyeen. —Se dio la vuelta para volver dentro.

—¿Perdona? He pagado por tener una cita contigo, no puedes irte.

—¿En serio? —Balanceó la cabeza.

—Vamos, te invito a comer algo.

Valeria la miró un rato, se encogió de hombros y asintió, cogiendo el casco rojo que le prestó Summer.

—Nunca rechazo una comida gratis —dijo Valeria al sentarse en la Ducati.

—Lo tendré en cuenta —dijo Summer girando la llave.

Valeria no estaba acostumbrada a ir en esa clase de vehiculos. Lyeen la había llevado alguna vez con su moto, pero apenas iba deprisa. Eso sí era velocidad. Se sintió bien y segura cuando cogieron la autopista. Se agarró a la cintura de Summer y no supo porqué, pero apoyó su cabeza en su espalda, invadiéndole el olor a cuero.

Summer paró cerca de la playa y aparcó en un restaurante de comida rápida.

—¡Me encanta el pollo de este sitio! —dijo Valeria de camino—. Si dices que es tu cumpleaños te regalan alitas. —Elevó las cejas y Summer la imitó.

—Feliz cumpleaños, entonces —le dijo Summer.

—Felicidades a ti también —le dijo abriéndole la puerta.

Las dos chicas se acercaron al mostrador y un chico con una gorra en forma de pollo, estaba de pie, quieto como una estatua.

—¿Está vivo? —le susurró Summer.

—Ves a ver —le dijo Valeria parándose. De reojo vio que el chico las miraba extrañado.

—Ve tú —dijo Summer empujándola.

Valeria dio unos pasos y acabó en el mostrador.

—Hola —le dijo al trabajador.

—Bienvenidas a Don Pollo Loco, donde disfrutaréis como locos.

—Que lema tan... —Empezó Valeria.

—Tan mierda. —Continuó Summer.

El chico las miró sin decir nada y dio un paso para ponerse delante de la caja.

—Pues... yo quiero el menú tres —dijo Valeria—. Con una cola light y patatas. ¡Ah! Y es mi cumpleaños, así que quiero alitas gratis.