La fuerte lluvia repicaba contra el cristal y a Lyeen, el gris que entraba por la ventana, le pareció que ganó brillo cuando notó el roce de sus dedos.
—Elliot —dijo Lyeen y tras esto el sabor a menta apareció, por lo que sonrió—. Elliot. —Acarició su mejilla con ternura y ella se fundió a través de la realidad.
«Me gustaría perderme contigo». Deseó con toda su alma que la besara, pero supo que no iba a hacerlo porque no vio ni un solo color salir de él.
—¿Qué notas? —le preguntó.
Cuando estuvo a punto de sincerarse, oyeron como la puerta de la entrada se abrió, pero Elliot no se movió. Apoyó su frente contra la suya y sonrió. Luego se levantó negando con la cabeza y se dirigió al pasillo.
—Me quedaré —dijo Lyeen.
Elliot se dio la vuelta, asintió y le regaló una amplia sonrisa. Reaccionó de nuevo cuando oyó los siseos de una mujer:
—¡Qué oscuro! ¿Dónde demonios guardará las velas este chico?
—Buenas tardes, señora Matts. —Oyó como decía él.
—¡Dios mío, qué susto! ¿Quieres matarme? Creía que estarías en la universidad. Anda, ilumíname con algo antes que me caiga.
—¿Qué hace aquí? —La luz apareció y Lyeen imaginó que era la linterna del teléfono.
—He venido a traerte algo de comida, porque sé que estos días tienes trabajo y quiero que te alimentes adecuadamente.
—No era necesario... —dijo Elliot.
—Por supuesto que sí. Te conozco y te pasarás el día sin comer. ¡Cada día estás más flaco!
—Con la que está cayendo venir hasta aquí...
—Vivo a sólo dos a calles. —Lyeen asió a Moby en sus brazos y salió también—. Por cierto, ¿qué haces en casa?
Elliot le dijo algo que Lyeen no llegó a oír; ella asintió y le puso una mano en el hombro. Supo que hablaban del padre de Elliot, por el humo gris que vio en él. Cuando la señora Matts se percató de la presencia de Lyeen abrió los ojos como platos.
—Oh, hola.—Miró a Elliot de reojo.
—Disculpa, soy un maleducado. Ella es Lyeen García, mi... bueno, me ayuda con un estudio que estamos haciendo en la universidad.
—Hola, guapa, yo soy Ellen Matts.
La mujer se acercó a ella y le dió la mano. Tenía unos sesenta años, el cabello corto y rojo, a conjunto con unas gafas redondas. A Lyeen le cayó bien, porque sus gestos le recordaron a los de la señora María.
—Hola, encantada. —Le regaló una sonrisa que ella le devolvió.
—¿Ese es Moby?
Lyeen lo acomodó en sus brazos y el felino soltó un leve ronroneo. «¿Qué pasa con el gato?», pensó con el ceño fruncido. La señora Matts acercó su mano para tocarle el pelo tricolor.
—Dios mío... mira esto, Elliot. —Él se acercó y Lyeen estaba cada vez más confundida—. Es la primera vez que lo puedo acariciar... me moría de ganas. —Lyeen cada vez entendía menos, le pareció que era un gato muy mimoso—. Moby nos odia a todos, bueno, menos a Elliot.
Él asintió con la cabeza y la miró fijamente.
—Bueno, voy a guardar esto y os dejaré tranquilos. —Arrastró dos bolsas enormes—. Vamos, Elliot sígueme. —Pero él estaba pendiente de mirar a Lyeen—. ¡Elliot!
![](https://img.wattpad.com/cover/147408753-288-k90399.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Tu Nombre me sabe a Menta
RomancePara Lyeen, las letras son colores, la música rayos de luz y, cuando pronuncia algunas palabras, puede notar su sabor. El nombre del doctor Elliot Caws le sabe a menta. Obra completa. Queda totalmente prohibida la copia o adaptación de esta obra.