7. Nueva bandera escolar

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El canto de un gallo me hizo despertar sobresaltada, busque de donde había provenido aquel sonido ya que mi alarma no sonaba así y que yo recuerde tampoco cambie el rington, ya que no se cómo se hace. Mire para todos lados y me tope con el reloj de la alarma: 6:00 a.m. El gallo no dejaba de cantar y comenzaba a irritar. 

— ¡Que alguien lo calle! —grite mientras me tapaba la cabeza con la almohada.

Ayer una familia de granjeros se había mudado a la casa de alado. Se trajeron todo: gallinas, patos, vacas ¡Todo! La verdad es que no me molesta que se hayan traído su crianza de animales pero lo que creo que está mal es que les priven la libertada a esas pobres criaturas. Los animales tienen que estar libres, no todos amontonados en un patio. Aunque, deberían haber dejado a ese fastidioso gallo en el campo, si es que vienen de ahí.

El gallo aun cantaba ¿Cuando rato cantan esos animales? Estaba tapada completamente para tratar de aislar el irritante sonido. Sin embargo, no daba resultado alguno, seguía escuchando al gallo. Cabreada me levante de la cama, me metí a la ducha y abrí el grifo. En el instante que abrí el grifo y el agua comenzaba a empaparme el bendito animal dejo de cantar, fue como si estuviera programado para callarse en ese mismo instante. Justo cuando el agua toco mi piel.

—Condenado gallo— susurre.

 Luego de 20 minutos bajo la lluvia artificial decidí salir. Me vestí con algo sencillo: Un chándal holgado color gris, una camiseta color vino y mis pantuflas. Mire el reloj de la alarma, eran las 6:30 a.m

Dios, esto es una maldad, pensé.

Es una maldad que un jodido animal me despierte a las 6 de la mañana un día domingo ¡Un día domingo! en los cuales yo acostumbro dormir mínimo hasta el medio día.

Baje al primer piso y me dirigí hacia la cocina para comer algo. Tome unas galletas caseras y un vaso con zumo. Me senté en el sillón y me puse a buscar algo para ver en la televisión pero como verán hay puras estupideces a las 6 de la mañana.

Me recosté en el sillón y me puse a pensar en que venganza le podríamos hacer a Josh.

¿Y si lo golpeamos? Na, no quiero problemas ¿Y si le robamos su tarea? Dios, que estupidez.

—Bu —escuche que decían junto a mí. Me senté asustada mirando para todos lados.

 —Idiota, me asustaste —dije dándole un zape.

 — ¿Cuando dejaras de ser tan brusca? —pregunto acariciando su hombro.

—Algún día —le sonreí.

 — ¿Y cómo vamos con la venganza? —pregunto recostándose en el sillón.

 — Mal, pésimo —dije mientras buscaba algo en la televisión.

Will guardo silencio y comenzó a lanzar su celular para arriba. De pronto oí un golpe seco y vi como mi hermano recogía su celular, el cual ahora yacía en el suelo. Cuando Will se agacho para recogerlo vi como el elástico de su ropa interior se infiltraba dejándola a la vista. En ese preciso momento sentí como una idea azoto mi cerebro

—¡Ya se! —grite de improviso, haciendo que me hermano diera un pequeño brinco.

— ¿Ya sabes? ¿Qué sabes? —pregunto desorientado.

—¡Ya sé que venganza le podríamos hacer a Josh! —grite mientras saltaba sobre el sillón.

—Yaya pero cállate, despertaras a nuestros papás— dijo mientras me tomaba de las piernas y me sentaba nuevamente sobre el sofá —Ahora sí. Cuéntame —dijo una vez me vio sentada.

RechazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora