Cuando acabé de ducharme me vestí con el uniforme del instituto y salí del baño sin mirar a mis costados.
Tomé directamente mi bolso y me dirigí a la puerta para bajar las escaleras.
—Liza..., —Hice como si no escuchara y seguí mi camino.
Subí al auto con Eddie mirándome raro por mi comportamiento pero no dijo nada.
—Vamos. —Ordené sin esperar a mis amigas.
Él puso en marcha el vehículo y nos dirigimos al instituto en silencio.
—¿Puedo preguntar qué pasó y por qué estás así? —Preguntó Eddie precavido.
—No pasó nada, la vista al frente para no tener un accidente. —Un fuerte dolor de cabeza hizo que cerrara los ojos con fuerza.
Un recuerdo, las luces y yo acomodandome en el asiento de atrás junto a Jack.
—Liza, ¿estás bien? —Preguntó Eddie extrañado por ese gesto.
—Sí, continúa. —Sacudí mi cabeza para luego fijarme nuevamente en la ventana.
Cuando llegamos al instituto bajé sin despedirme y sé que me estoy comportando como una perra con él que no me hizo nada, pero no estaba de humor para nada.
Me dirigí al salón de clases y me senté en el mismo lugar de siempre, aún no llegaban los demás, el aula estaba vacía, muy conveniente para mí.
—Mirenla, estaba en la cima y ahora..., pobre. —Mi "enemiga" entró al salón seguida de su séquito de taradas.
—Sí, o sea, no pudo soportar la presión de llevar el apellido McWarll, o sea, realmente está acabada. —Habló con voz chillona Bella.
—Oí que se ha tratado de suicidar. —Habló Hillary.
—No me impresiona, era de esperarse no cualquiera puede llevar la carga de ese apellido. —Habló de nuevo la primera, Beatriz Cleanton—. Y menos alguien como ella.
Las risas se oyeron más fuertes, entonces levanté la cabeza de golpe al igual que me levanté del asiento para dirigirme hacia ellas.
—Escuchen bien niñitas fashon, dejen de estar hablando a espaldas de las demás o..., —Fui interrumpida por Beatriz.
—¿O qué? Un paso en falso y estarás en la calle sin ningún centavo de tu abuelito, zorra. —Un golpe seco se oyó en todo el salón.
No sé en qué momento mi mano fue a parar en su mejilla, ella llevó su mano a donde la golpee y me miró furiosa.
—¡Estás muerta McWarll! —Exclamó antes de lanzarse sobre mí y una pelea se iniciase.
Nos estirabamos el cabello y en una ocasión arañé su rostro, pero al hacer eso sus amigas me tomaron de los brazos inmovilizandome.
—Vas a aprender modales, tu abuelo siempre quiso eso. —Sonrió y luego em pateó con su extravagante zapato de tacón.
Gemí de dolor y luego me eché al suelo retorciendome mientras llevaba mis brazos al estómago.
—No te vuelvas a meter conmigo. —Remarcó por último antes de irse.
Tuve que recobrar la compostura de inmediato pues los alumnos ya empezaban a entrar.
Fui a mi asiento y tomé mi teléfono para marcar un número que al primer tono contestó.
—Te necesito. —Hablé con dificultad.
Cortó, supongo que vendrá. Tomé todas mis cosas de nuevo y salí del salón.
Me dirigí a la entrada del instituto para esperar a Eddie, lo necesitaba en serio.
—¡Liza! —Bajó del auto y tomó mi bolso para luego abrazarme—. ¿Qué es lo que pasa, Liza?
Rompí a llorar, ya no podía más con esta presión en el pecho, todo se está desmoronado frente a mis ojos y no puedo hacer nada para detenerlo.
—Vamos. —Me acompañó al auto para luego abrirme la puerta.
Al subir, Eddie entró al asiento de piloto y puso en marcha el vehículo para sacarnos de ahí, ni siquiera me importaba a dónde nos dirigíamos, solo quería huir de todo.
Siguió conduciendo por la carretera hasta que llegamos a un lugar muy tranquilo, era un prado con algunos lugares bajo la sombra de un árbol, pero lo que más llamó mi atención fue aquella gigantesca roca que se encontraba apartada de todo.
—Acompañame. —Pidió y lo seguí.
Fuimos hasta la roca y nos sentamos sobre ella en silencio, nadie dijo nada, solo eramos nosotros y el viento en nuestro rostro.
—A veces vengo aquí cuando me siento cansado, es como un reactivante de energía para mí. —Dijo mientras se rascaba la nuca, una clara muestra de incomodidad.
—No te pedí que me traigas aquí... —Me iba a disculpar pero fui interrumpida.
—No, yo te quería traer, sé que te hará bien.
Y volvió el silencio, miré al horizonte viendo cómo el sol empezaba a desender tiñendo el cielo de un color naranja.
¿No podemos ser así? Llega nuestra hora y dormimos, permitiendo a otro que nos cubra en nuestro lugar hasta que podamos volver a la rutina.
¿Qué pasaría si la vida fuera así de simple? Con reglas qué seguir, horarios qué cumplir..., simple y monótono.
—Liza... —Llamó Eddie—. ¿Qué está pasando?
—Si te lo dijera no me creerías. —Solté una risa sin gracia.
—Confía, nada más. —Habló con seguridad.
Estuve pensando por un tiempo, calculando si era prudente decirle. Es sabido que él no se quedaría callado y que le haría la vida imposible a Mason, pero podría ser despedido por su atrevimiento y más ahora que Mason se ha ganado a mi abuelo, no quiero que él pierda su única fuente de ingreso por algo mío.
—No pasa nada, es solo que estoy muy estresada porque Jack aún no despierta, es todo. —Me encogí de hombros tratando de sonar convincente.
—Pero ¿por qué dejaste a las chicas solas hoy? —Preguntó de nuevo.
—Ella me dijeron que no tenga tantas esperanza en que despierte porque ya es mucho tiempo..., y bueno me enojé. —Mentí.
—Sabes que no te creo nada ¿verdad? Pero allá tú, cuando te sientas preparada me lo dirás, solo espero que no sea muy tarde.
—¿Por qué dices eso? —Pregunté temerosa.
—Sólo digo. —Se encogió de hombros mientras bajaba de la roca—. Muero de hambre, ¿quieres cenar?
—Se molestaran en la mansión.
—¿Y eso qué? Puedes salir ¿no es así? —Alentó.
—Está bien. —Acepté y bajé de la roca con su ayuda.
—Vamos a un restaurante que conozco. —Aconsejó y yo asentí.
—Gracias. —Dije en un susurro—. Por todo.
—Siempre. —Dijo por último antes de dirigirnos otra vez al auto.
ESTÁS LEYENDO
Obsesionado
Mystery / ThrillerElizabeth tiene todo planeado en su vida, en una fiesta conoce a Mason, un joven arrogante que tiene todo lo que quiere de una u otra forma sin importarle los demás y queda obsesionado con ella, a tal punto llega su obsesión que convence a sus famil...